Cabe
recordar
que,
hace
algunos
días,
Patricia
Bullrich
también
habló
de
la
presencia
de
Hezbolá
en
una
región
de
Chile,
lo
que
motivó
el
pedido
de
informe
por
parte
del
presidente
Gabriel
Boric.
Patricia
Bullrich
volvió
a
hablar
de
Hezbolá
en
Sudamérica
“Se
puede
identificar
la
actividad
de
Hezbolá
en
el
área
de
la
Triple
Frontera
entre
Argentina,
Brasil
y
Paraguay,
con
centro
neural
en
Ciudad
del
Este.
Este
eje
habría
ido
rotando
o
al
menos
se
ha
diversificado.
Hoy
se
toma
en
cuenta
también
la
“triple
frontera
Andina”
conformada
por
Chile,
Perú
y
Bolivia;
y
la
“triple
frontera
marítima”
compuesta
por
los
puntos
de
Colón
(Panamá),
Maicao
(Colombia)
y
Punto
Fijo
(Venezuela)”,
indica
el
documento
a
cuyo
contenido
accedió
Clarín.
Desde
2019
Hezbollah
está
incluido
como
organización
terrorista
en
el
Registro
Público
de
Personas
y
Entidades
vinculadas
a
actos
de
Terrorismo
y
su
Financiación
(RePet)
creado
ese
mismo
año.
¿Hezbolá
en
Sudamérica?
Qué
dice
el
informe
de
Patricia
Bullrich
El
documento
no
duda
en
señalar
que
hay
“indicios”
de
que
“tanto
Irán”
por
su
“injerencia
político
comercial
como”
como
el
grupo
Hezbollah,
a
través
de
“actividades
ilícitas”
“han
aumentado
su
capacidad
de
acción
en
distintos
puntos
estratégicos
de
Latinoamérica”
y
cita
casos
puntuales
relevantes
en
Chile,
Bolivia,
Paraguay,
Brasil
y
Colombia.
Las
informaciones
presentadas
dan
cuenta
de
la
presencia
del
clan
Barakat
en
la
región
que,
según
se
informa,
uno
de
ellos,
Hatem
Ahmad
Barakat
fue
designado
por
Estados
Unidos,
presunto
financista
de
Hezbollah,
fue
vinculado
con
el
atentado
terrorista
a
la
AMIA
de
1994.
El
documento
no
duda
entonces
en
contar
que
Barakat
“viajó
a
Chile
para
recolectar
fondos
destinados
a
Hezbollah,
y
a
principios
de
2003,
se
informó
que
era
un
accionista
importante
en
al
menos
dos
negocios
en
Iquique,
Chile”.
Y
que
su
hijo,
Ali
Hatem
Barakat
residiría
legalmente
en
el
país
trasandino
con
el
número
de
RUT
22735459-3
(documento)
pese
a
registrársele
en
Fox
do
Iguaçu.
Afirma
que
la
hermana
de
Hatem
Ali,
Maysaa,
viviría
también
en
Iquique.
Y
que
en
Chile,
Alí
“fue
dueño
de
dos
negocios:
Importadora
Dakotas
Limitada
e
Importadora
y
Exportadora
Montreal
Limitada
hasta
junio
de
2015
cuando
liquidó
ambos”.
Y
dice
que
durante
su
mandato
en
ambas
empresas,
su
copropietario
era
un
hombre
llamado
Ahmad
Droubi.
“A
través
de
Droubi,
se
pudo
identificar
otra
red
de
contactos
simpatizantes
con
Hezbollah,
del
clan
Rachid,
que
residirían
en
Santiago
y
Arica”.
Se
firma
un
afincamiento
de
estos
grupos
sobre
todo
en
Iquique,
a
través
empresas
de
importación
y
exportación,
“que
servirían
como
organizaciones
fachadas
o
empresas
fantasmas”,
como
Saleh
Trading
Ltd.
O
también
a
través
de
Barakat
Import
Export
Ltda
-según
el
informe
de
Bullrich
a
Tohá-
de
donde
“habrían
desarrollado
operaciones
de
blanqueo
de
capitales
para
financiar
al
grupo
extremista”.
Luego
señala
actividades
empresariales
de
Barak
también
en
Venezuela
y
Paraguay.
El
informe
abarca
varios
países
pero
empieza
con
los
casos
en
Chile,
objeto
de
choque
de
Tohá
contra
Bullrich.
Desde
su
primer
tiempo
como
ministra
de
Seguridad
del
gobierno
de
Mauricio
Mari
(2015-2019),
Bullrich
viene
proponiendo
un
trabajo
conjunto
en
la
frontera
con
Chile,
donde
en
los
últimos
se
vio
crecer
enormemente
niveles
de
violencia,
que
penetran
la
Argentina.
Por
ejemplo
el
alzamiento
en
el
sur
de
los
mapuches
trasandinos
y
por
el
norte,
el
crecimiento
del
crimen
organizado
a
la
par
de
una
mayor
emigración
de
venezolanos
y
haitianos.
Señala
que
en
2014,
en
lo
que
se
denominó
caso
Abbas,
se
identificó
al
ciudadano
Alí
Chahine,
con
pasaporte
estadounidense
y
libanés,
en
territorio.
“De
acuerdo
a
la
misma
fuente,
Chahine
sería
parte
del
brazo
armado
del
Hezbollah”.
El
5
de
mayo
de
2014,
luego
de
ingresar
a
Chile
por
el
aeropuerto
internacional
Arturo
Merino,
se
trasladó
hacia
la
ciudad
de
Arica,
se
informa,
y
tras
permanecer
allí
días
viajó
a
Bolivia
por
tierra
para
regresar
el
14
de
mayo. “Allí
se
habría
reunido
con
dos
ciudadanos
libaneses
de
apellido
Abbas.
El
18
de
mayo
abandonó
Chile
con
destino
a
Estados
Unidos.
El
informe
profundiza
en
un
punto
delicado.
Se
sospecha
que,
en
La
Paz,
mantenía
un
depósito
con
explosivos
a
ser
utilizado
contra
objetivos
israelíes.
No
se
pudo
determinar
el
paradero
de
Chahine,
pero
se
habría
evitado
que
se
llevara
a
cabo
un
atentado
a
un
hostel
en
La
Paz”,
indica
el
texto.
Para
el
informe
hay
sospechas
también
en
torno
a
las
presuntas
redes
de
Hezbollah
en
Chile
con
un
avión
de
la
iraní
Maham
Air,
operado
por
la
empresa
venezolana
Conviasa,
que
hizo
al
menos
cinco
vuelos
entre
Caracas
y
Santiago.
Maham
Air,
que
es
la
misma
compañía
del
Boeing
decomisado
en
Argentina
a
Emtrasur
Cargo
y
enviado
a
Estados
Unidos
desde
Ezeiza,
en
febrero
pasado,
está
sancionada
por
los
EE.UU.
Allí
la
acusan
de
transportar
armas,
personal,
recursos
y
equipos
de
organizaciones
terroristas
como
Hezbollah
y
Fuerzas
Quds.
En
esa
aeronave,
la
que
operaba
con
Chile,
el
presidente
Nicolás
Maduro
realizó
el
viaje
a
Teherán
en
2022.
El
informe
de
Patricia
Bullrich
sobre
Hezbolá
El
informe
al
que
tuvo
acceso
Clarín
tiene
14
páginas
y
ahonda
en
otros
temas
de
preocupación.
Por
ejemplo
habla
del
acuerdo
de
Julio
2023
entre
los
ministros
de
Defensa
de
la
República
Islámica
de
Irán
y
Bolivia
(Brigadier
General
Mohammad-Reza
Gharaei
Ahistiani
y
Edmundo
Novillo,
respectivamente).
El
primero
se
comprometió
a
vender
“tecnología
avanzada”
para
“control
fronterizo”
y
“combate
al
tráfico
de
drogas”.
Todo
ello
en
las
frontera
de
Chile
y
Argentina,
la
única
que
manifestó
preocupación
por
el
asunto.
El
acuerdo
contempla
construcción
y
provisión
de
drones
de
reconocimiento
para
controlar
la
geografía
fronteriza
boliviana;
barcos
patrulleros
para
control
del
narcotráfico
y
el
contrabando
en
lagos
y
ríos.
Prevé
un
sistema
de
protección
para
evitar
la
penetración
o
hackeo
de
información
e
intercambios
académicos
en
la
temática
de
seguridad
y
defensa.
En
lo
que
respecta
a
la
actividad
del
grupo
Hezbollah
vinculada
al
terrorismo
el
informe
ha
identificado
los
siguientes
casos,
se
dan
los
siguientes
nombres
y
paraderos:
Eduardo
Rubén
Assad,
alias
Sheik
Suhail
Assad,
en
Chile.
Lo
señalan
como
argentino,
nacido
en
1975
y
como
“discípulo
de
Mohsen
Rabbani”,
uno
de
los
iraníes
acusados
como
responsables
del
ataque
a
la
AMIA
y
con
alerta
roja
de
Interpol.
Assad
está
registrado
en
la
base
de
datos
GEMS
del
Terrorist
Screening
Center
del
FBI.
En
Santiago,
Assad
habría
estado
relacionado
con
el
Centro
Islámico
de
Chile,
en
Las
Condes,
desde
principios
de
los
2000,
hasta
mediados
de
la
década
pasada.
Para
los
informes
argentinos
estaría
“íntimamente
vinculado
a
los
servicios
de
inteligencia
de
Teherán
y
a
los
Cuerpos
de
la
Guardia
Revolucionaria
Islámica”.
Y
en
realidad
“viviría
en
Irán
y
el
Líbano”
y
diferentes
fuentes
lo
apuntan
como
“el
organizador
de
una
red
de
apoyo
y
reclutamiento
por
cuenta
de
Hezbollah
en
América
Latina”.
Assad
tiene
al
menos
9
entradas
al
país
transandino
desde
Argentina
desde
2006
hasta
2020.
Según
el
sitio
Terror
Control
citado
por
el
informe
es “un
militante
de
la
Unidad
de
Relaciones
Exteriores,
que
se
desempeña
como
detector
de
candidatos
y
reclutado
por
la
Yihad
Islámica
desde
hace
años
en
Latinoamérica,
inclusive
en
Perú,
Panamá,
Argentina,
Colombia
y
Venezuela”.
Y
se
afirma
que
estableció
una
red
de
operativos
en
Argentina,
que
incluía
a
su
propia
familia.
Según
el
ex
fiscal
Alberto
Nisman
-cuya
muerte
en
enero
e
2015
se
sigue
investigando-
fue
una
figura
clave
en
esa
red
fue
Abdul
Karim
Paz:
cuñado
de
Assad
y
el
líder
religioso
de
la
Mezquita
Buenos
Aires
At-Tawhid.
Abdul
Karim
Paz,
nació
en
Argentina,
en
realidad
bajo
el
nombre
de
Santiago
Paz
Bullrich.
Además
de
Perú,
Chile
y
Argentina,
Assad
continuó
con
la “exportación
de
la
Revolución
Islámica”
a
América
Latina.
El
informe
asegura
que
hizo
su
primera
visita
a
México
en
2007
como
conferencista
de
una
fundación
cultural.
Los
miembros
de
la
comunidad
chiita
mexicana
en
la
Mezquita
en
Torreón,
Coahuila
luego
hicieron
una
solicitud
formal
al
gobierno
mexicano
para
que
ASSAD
reciba
la
residencia
permanente
como “agregado
cultural
y
educativo”.
En
cambio
no
recibió
la
residencia
mexicana
y,
de
hecho,
“el
gobierno
le
prohibió
ingresar
a
territorio
mexicano
dos
años
después,
en
2009
dado
que
los
servicios
de
inteligencia
mexicanos
lo
habrían
colocado
en
la
lista
de
vigilancia
por
sus
vínculos
con
los
involucrados
en
el
atentado
de
la
AMIA”.
“Edgardo
Rubén
Assad,
o
Sheik
Suhail
Assad,
como
se
hace
llamar,
da
charlas
en
universidades
de
la
región
y
recluta
jóvenes
seguidores
para
la
causa
Islámica
de
Irán.
Su
nombre
figura
en
la
lista
de
personas
con
prohibición
de
ingreso
a
México,
Canadá,
Alemania
y
EE.UU.,
dado
que
su
nombre
aparece
en
varias
listas
de
vigilancia
de
terrorismo
internacional
que
lo
vinculan
a
los
atentados
en
Argentina
de
Hezbollah
a
principios
de
1990.
Edgardo
Rubén
Assad
está
ligado
con
el
grupo
terrorista
chiita
Hezbollah.
El
sheik
está
íntimamente
vinculado
a
Teherán
y
a
los
Cuerpos
de
la
Guardia
Revolucionaria
Islámica.
También
mantienen
vínculos
con
la
comunidad
mapuche,
quienes
incendiaron
iglesias
e
instituciones
en
el
sur
de
Chile.”,
indica
la
página
del
Mossad.