Buddy Van Horn es una leyenda que ha pasado toda la vida a la sombra de Clint Eastwood. Su relación como coordinador de especialistas y doble sería lo más parecido a la relación entre los personajes de Leonardo DiCaprio y Brad Pitt en ‘Érase una vez en… Hollywood‘ que podríamos encontrar en el mundo real. Pero no nos engañemos, posiblemente haya sido el director de tres de las peores películas de su colega. Y ‘La lista negra‘ puede ser la única atractiva. Puedes ver la jubilación del mítico Harry Callahan esta noche en La 1.
Ya estoy viejo para esto
‘La lista negra’ es la cuarta y última secuela generada por el clásico de película de Don Siegel de 1971, ‘Harry el sucio‘. Y en este caso el término “último” debe entenderse tanto cronológicamente en términos de valor. La película de Van Horn tiene una estética y un presupuesto casi más propios de una sobremesa que de un gran thriller para Hollywood a la altura del personaje. A pesar de todo, es honesta, divertida a ratos (voluntaria e involuntariamente) aunque sea muy inferior al resto de aventuras del inspector. Harry estaba agotado, Eastwood lo sabe y actúa en consecuencia.
El guión, basado en los personajes de Harry Julian Fink y Rita M. Fink, está escrito por viejos colaboradores de Eastwood. De hecho, Sandy Shaw, Durk Pearson y Steve Sharon, los autores de ‘La lista negra’, no cuentan con ningún crédito más como guionistas. Esa aventurada elección de guionistas se aprecia en el desparpajo más o menos soportable de detalles como el del coche teledirigido o el aroma a armario cerrado de la propuesta.
Eso sí, los seguidores más acérrimos de la saga disfrutarán encontrando en ella diferentes elementos estructurales comunes. Como en los cuatro títulos anteriores, seremos testigos de un violento atraco detenido por Harry, una escena clave a la orilla del agua, algún punchline… Desde este punto de vista, de hecho, este quinto y último Harry es casi un remake descafeinado del primero. El carisma de Eastwood hace todo mucho más llevadero, aunque viendo lo que aún estaba por llegar con la mucho más divertida ‘El principiante‘, acompañado de Charlie Sheen, no habría estado mal adaptar ese thriller posterior como verdadera despedida de Harry el sucio.
Fin de ciclo
A pesar de ese aire de crepúsculo inevitable, ‘La lista negra’ tiene su gracia. El director intenta dar una vuelta de tuerca, convirtiendo al inspector en el objetivo doble. Por un lado lo será de una red mafiosa, por el otro de un misterioso asesino en serie. Convertirlo en objetivo fue un acierto, ya que ahora es la presa y su investigación es para su propia supervivencia. Además, a lo largo de la película, la identidad del asesino es un misterio, aunque se asocia intencionalmente con el personaje interpretado por Liam Neeson.
Es fácil disfrutar del tono de la película siempre que uno no espere más que una convencional aventura policial demasiado hija de su época. De hecho, se presenta como una película policíaca clásica, con su investigación y su buena dosis de acción. ‘La lista negra’ en sí no es una mala película, pero su pertenencia a la saga del inspector Harry exige unos estándares más altos que los que la película puede alcanzar.
Autoparódica, pero no demasiado, burra pero no demasiado y clásica pero no demasiado, la película es una entrañable despedida a un personaje y a una forma de hacer cine que estaba a punto de desaparecer para siempre. Por cierto, según se dice, cuando Jim Carrey llegó a la audición para Clint Eastwood no hizo ninguna de sus escenas en la película, sino que realizó su imitación de Elvis Presley en Las Vegas. A Eastwood le hizo gracia y el resto es historia.