Se dice pronto, pero Fred Durst, el que fuera líder de una de las bandas que mejor supo aprovechar la variante más hortera del Nu Metal, ha dirigido ya tres largometrajes. El primero de ellos, ‘The Education of Charlie Banks’, se llevó un premio del Tribeca Film Festival de su año. Así que ‘The Fanatic‘, protagonizada por John Travolta y Devon Sawa, no es una aproximación gratuita al thriller por parte de una caprichosa estrella del rock retirada.

El lado oscuro de la fama

Basada en una historia del propio Durst, que también se encarga del guión con la ayuda de Dave Bekerman, ‘The Fanatic’ nos presenta a Moose, un fan del cine que malvive haciendo de policía londinense en el bulevar de los sueños más o menos rotos que representan las calles de Los Angeles por la noche entre semana. Con problemas mentales que nos quedan claros desde su primera aparición en pantalla, incluso antes (la historia está narrada), Moose nos robará el corazón a pesar del corte de pelo y el diseño de vestuario de su personaje: solo quiere un autógrafo de su ídolo.

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Del otro lado tenemos a Hunter Dunbar, interpretado por el añorado Devon Sawa, el que fuera ídolo juvenil de nuestra generación y que ahora ya es padre responsable. Al menos fuera de la pantalla. Su egocéntrico y narcisista ídolo de barro encarna perfectamente el desencanto de quien descubre que sus ídolos huelen a tabaco o que son unos soberbios gilipollas. La primera maniobra de la película, la principal, funciona. ¿Quién es más miserable aquí?

El fanatismo es un tema que nos ha dejado algún título para el recuerdo, como la alemana ‘Der Fan’, de Eckhart Schmidt o la mucho más convencional ‘Fanático’, de Tony Scott, donde Robert De Niro se convertía en el Max Cady particular de Wesley Snipes, estrella del béisbol. Aquí Durst se marca un extraño híbrido entre ambos pirados, aprovechando el tono incómodo que provocan las limitaciones, por otro lado nunca explicadas, del protagonista.

Truco, trato o autógrafo

‘The Fanatic’ no es rompedora, aunque alguno de los momentos pictóricos de transición, tan grafiteros, tan de la ciudad, parezca querer ser utilizado como coraza. Pero el verdadero interés de este pequeño thriller psicológico radica más bien en su propia concepción, ya que está dirigido, interpretado y producido por un tándem que conoce y a ha tenido que pasar por esos mismos problemas.

De hecho, en el famoso videoclip de ‘Stan’, el hit de Eminem, el rapero imaginaba las vidas de sus fanáticos incondicionales como un verdadero tormento sin pizca de gratitud. Pero es que además el actor que interpreta a la estrella de la película era el Stan del videoclip. Que la película decida dar la vuelta a los roles de cada uno es un acierto. El acosador deprimido se convierte en la estrella segura de sí misma a través del símbolo sexual de los 80

Fanatic critica

Es una lástima que la caracterización de Travolta (¿cuántos Mooses habrá aguantado a lo largo de su vida?) tenga que ser tan histriónica. Sus camisas, peinados y movimientos están más pasados de rosca que su propia interpretación, añadiendo una mayor dificultad a su registro, porque lo sencillo aquí es quedarse con el inmenso WTF que nos acompaña desde que vimos las primeras imágenes.

‘The Fanatic’ es divertida, toca temas delicados y logra impartir cierta justicia poética de moral reprobable, pero todo ello lo hace con el tacto de quien lideró una banda de metaleros en chándal que se hicieron millonarios con estribillos como este:

“Keep rollin’ rollin’ rollin’ rollin’ (what?)
Keep rollin’ rollin’ rollin’ rollin’ (come on)
Keep rollin’ rollin’ rollin’ rollin’ (yeah)
Keep rollin’ rollin’ rollin’ rollin'”.