La sensación generalizada es esa: no hay manera. Hay dolor, impotencia. Aunque todos aseguran desde adentro que el plantel está unido y abroquelado recibiendo golpes y golpes.

“Pocas veces nos tocó ver un grupo tan unido como este. Pero le está tocando vivir un momento muy jodido”, contó una de las personas que convive con el “vestuario”.

Instituto vive una crisis inocultable. Porque todavía no pudo ganar en 2020 en la Primera Nacional. Y porque, además, se encuentra en una posición tramposa de la tabla: más cerca del único descenso que tendrá la Zona B que de pelear lo que era el objetivo, meterse en el Reducido.

En ese contexto, el entrenador César Zabala se encuentra en una incómoda situación con un hincha que le perdió la paciencia y le quitó el poco respaldo que alguna vez supo entregarle.

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Zabala ha formado un equipo que tiene buenas intenciones y que por ráfagas juega bien al fútbol. Pero algunas flaquezas en el armado del plantel y ser un equipo joven y ante todo “corto” le sigue pasando factura y fue otra vez expuesto en la eliminación por Copa Argentina en Santa Fe ante Patronato, por penales.

El entrenador rearmó la defensa (Flores y Endrizzi, los laterales, lesionados) y cambió el esquema en una elección que no salió bien.

Eso se combina con algunos flojos niveles individuales que genera un combo muy negativo, que le impide al equipo arrancar en 2020.

“Tenemos que levantar la cabeza y seguir intentando. Las excusas no sirven en este momento. Tenemos que ganar”, decía el volante Facundo Silva, que salió del 11 titular en Santa Fe y evidenció luego con su ingreso que ese también fue un error.

Instituto tiene pocos jugadores de jerarquía (Erpen, Sills, Arce, Silva) y necesita tenerlos a todos en cancha.

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Se sabe que la dirigencia apostó a una idea a largo plazo, que pretende darle mucho espacio a los jugadores propios. Y eso viene sucediendo. Aunque está claro que esta elección de camino a seguir tendrá (y ya las tiene) muchas piedras en el trayecto que amenazan con hacerlo caer.

“Estamos convencidos que este es el camino. Aunque sabemos que si hay que hacer ajustes, los haremos”, señalan desde la CD.

En medio de esta tormenta que no se va, la Gloria tendrá un partido demasiado importante el martes, a las 19.10 ante Chacarita, en la cancha del Funebrero y televisado por TyC.

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Nadie quiere pensarlo, pero una derrota ante “Chaca”, que está peleando el descenso y acaba de despedir a su DT, hundiría a Instituto también en esa lucha por salvar la categoría.

“Sólo tengo agradecimiento para estos chicos que están entregando todo, que no renuncian a una idea y que siguen intentando. Sabemos de la urgencia de conseguir resultados y se entiende la impaciencia del hincha. Más que nadie queremos lograr esa victoria que se nos niega. Los dirigentes siempre fueron coherentes conmigo, yo siento el apoyo. El plazo siempre es lo que viene”, afirmaba el propio Zabala, que sabe que la dirigencia no podrá respaldarlo mucho más si los triunfos no aparecen.

De esta manera, Instituto se encuentra con los pies en arenas movedizas, sin poder salir y sin que nadie le tire una soga. Así deberá salir a jugar ante Chacarita: con una gran mochila encima y ya sin ningún margen de error.

Porque todo lo malo que vive se puede poner aún peor si no logra dar un golpe de efecto que le permita salir a flote.

Si la crisis es oportunidad, a este Instituto (y a Zabala) parece quedarle una ficha más: es el martes, ante Chacarita. A todo o nada.

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El texto original de este artículo fue publicado el 29/02/2020 en nuestra edición impresa.

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