La decisión de muchos clubes del mundo de reducir la carga salarial bajando los sueldos de los planteles en función de la caída de la actividad por la pandemia y en algunos casos con independencia de lo que consideren los jugadores, detonó una polémica en el fútbol sólo comparable a la que en su momento se desató entre los partidarios de los postes cuadrados de madera y los redondos de metal, discusión que amenazó con un cisma en el fútbol debido a las posiciones irreductibles de unos y otros.

“Estuvimos más cerca de lo que muchos piensan de que surgiera una Fifa paralela que nucleara a los clubes ultraconservadores partidarios de los postes cuadrados encabezados por Ferrocarril Oeste, que recién cambió los postes en 1994. Finalmente se llegó a una solución intermedia: postes redondos pero de pinotea que con el tiempo empezaron a ser cambiados por los de metal”, señala el historiador del fútbol de origen rumano Elmer Melada. “Por supuesto que en la controversia también se involucró la industria maderera cuyos intereses se vieron tocados por la decisión”, acota el renombrado cronista.

La cuestión actual es más de carácter más bien gremial y pone en evidencia diversas posiciones de los jugadores y la opinión pública frente al proceso de jibarización salarial. Algunas de ellas:

Auto-robinhoodismo. Como se sabe Robin Hood fue un mítico héroe popular medieval inglés que robaba a los ricos para después repartir entre los más necesitados, práctica distribucionista primigenia que no era del agrado del príncipe Juan ni de los economistas neoliberales mediáticos de la época que calificaban al celebrado maleante de populista y tribunero. El auto-robinhoodismo hace referencia entonces a la decisión solidaria de algunos planteles de reducir voluntariamente sus sueldos para que cobren los demás empleados de sus clubes que lógicamente ganan mucho menos. Es el caso de Barcelona y es una actitud bien vista por los hinchas en cuarentena que no tienen mucho más que ver en materia deportiva debido al protagonismo que ganaron los infectólogos y epidemiólogos en las últimas semanas.

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–Indiferencia absoluta. Es la postura de jugadores que ganan tanto dinero que poco les importa si sus clubes les efectúan una quita temporaria de 20 o 30 por ciento de sus siderales contratos. Se trata de futbolistas que solo quieren que termine la cuarentena porque no pueden salir a gastar. “De qué me sirve ganar un millón o 700 mil euros por semana si no puedo ir a comprar ni un Porche 911”, se queja una megaestrella desde el encierro de su mansión europea.

–Rechazo estructural. Es el caso de los equipos que integran la federación boliviana que manifestaron su oposición a la reducción de sus salarios hasta en un 50 por ciento. Cabe aclarar que la medida incluye a clubes como San José de Oruro que debe seis meses de sueldo a su plantel. “Consideramos excesiva una reducción del 50 por ciento. Estimamos que con bajarles un 20 por ciento es suficiente por lo que ahora no pagaremos el 80 por ciento de los sueldos”, explicó un dirigente del equipo minero.

–Opiniones polémicas. Es el caso de la de Carlos Tevez quien mientras le pasaba el paño lupa a su Ferrari consideró que un jugador de fútbol puede vivir tranquilamente durante seis meses o un año sin cobrar. La opinión mereció la repulsa de aquellos futbolistas que ganan sueldos mínimos como los que militan en el ascenso. “No es igual el margen de supervivencia sin sueldo de un jugador que gana dos millones de dólares al año de uno del ascenso que sumando mes a mes sus salarios necesitaría 310 años para alcanzar esa cifra” señala el economista Roberto Carlos Default.

–Propuestas de financiamiento. En épocas de crisis hay que agudizar el ingenio y hubo planteles que se ofrecieron a realizar delivery de merchandising de sus clubes (llevar mates, vasos, llaveros, camisetas, enanos de jardín, etc. a domicilio) como una forma de obtener dinero fresco para sus sueldos. La propuesta incluyó concretar los envíos en bicicleta para mantenerse en estado de cara a la reanudación de la actividad y evitar las zonas rojas por el tema de los asaltos.

La peste implacable en sus alcances llegó también las finanzas de los clubes top del fútbol del mundo y a los bolsillos de las megaestrellas del juego, jugadores que parecían inmunes a cualquier crisis.

Edición Impresa

El texto original de este artículo fue publicado el 11/04/2020 en nuestra edición impresa.

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