A los 13 años, un pibito cordobés llamado Braian Rivero dejó a su familia en barrio Rosedal, se subió a un ómnibus y apareció en Rosario para vivir en la pensión de Newell’s con un montón de miedos, pero con una convicción: pasara lo que pasara, iba a llegar a ser jugador profesional

Hoy, 11 años después, Braian Rivero ya es un hombre. Que maduró, que la peleó, que lloró extrañando a sus viejos y a los amigos del barrio. Pero resistió. Aguantó lo que muchos no. Y puede ver los frutos. Se transformó en jugador profesional en una lucha que nunca se detiene. Ni siquiera ahora, cuando el coronavirus ha paralizado el fútbol.

Rivero, de 24 años, está en Córdoba. En su casa, recuperando mucho de ese tiempo perdido con los afectos. Pero también entrenando y esperando la hora de volver a ponerse la camiseta roja y negra de la Lepra.

Braian es un volante central batallador, de gran corazón, que se ganó la confianza del DT Frank Kudelka en 2020. Tras hacer todas las inferiores en la Lepra, desde 2016 integra el plantel profesional, sumando 62 partidos.

“Me pude venir justo para Córdoba, para estar con la familia. Se suspendieron las prácticas y aprovecho estos momentos para disfrutar de ellos, uno que siempre está lejos desde muy chico. Entreno a full acá en casa”, le cuenta Rivero a Mundo D.

Braian lleva siempre a Córdoba en su corazón. Y más allá de su familia, dos cosas lo identifican de una forma especial: el club Bella Vista de la Liga Cordobesa y Carlos “La Mona” Jiménez. Ambos aparecen en unos botines rojos y negros, que todavía no estrenó y que fueron pintados especialmente por la artista plástica paraguaya Lili Cantero.

“Yo me crié en barrio Bella Vista y después me vine para barrio Rosedal, que es donde tengo mi casa, mis amigos. Yo empecé mis inferiores en Barrio Parque, pero Bella Vista es mi club, soy hincha, es mi barrio. Más allá de que no he tenido la suerte de jugar ahí, tengo una parte grande de mí en el Pocito”, reconoce Braian.

¿Cómo fueron creados esos botines? Él lo cuenta: “Una artista muy conocida que ha pintado botines para muchos jugadores es novia de un compañero. Me tiró la idea y se me vinieron dos cosas muy de Córdoba, muy mías. Le pedí que hiciera el tigre que identifica a Bella Vista y a La Mona Jiménez. Las dos cosas principales de lo que es Córdoba para mí. Ella le hizo botines a Messi y a ‘Maxi’ Rodríguez hace poquito también. Hice pintar un solo par que lo tengo guardado y no los he usado todavía en partidos. Es una muestra de lo que me representa”, cuenta Rivero, que espera que la pelota vuelva a girar para estrenarlos en la Superliga.

Publicidad

“A los botines los traje a Córdoba y después estuve un tiempo largo sin jugar por una lesión. Los chicos del club me dijeron que los use una o dos veces, para que salgan en la tele… (risas). Todos me joden. Todos saben quién es La Mona, pero lo del tigre no lo entienden. Ya me sacaré las ganas de usarlos. Cuando pase esto, los estrenaremos”, adelanta.

El chico de la pensión

“No te voy a decir que fue fácil estar con 13 años en una pensión, porque no lo fue”, dice Braian sin vueltas.

Publicidad

“Mis inicios como jugador fueron en el club Barrio Parque. Allí vino una prueba de Newell’s y fuimos con cuatro compañeros. Yo lo tomé como una práctica más. Tenía 12 años. No sabía que iba a pasar, no sabía qué sería de mí el día de mañana. Lo cierto es que quedamos con tres chicos de Parque. Y a los 13 años ya estaba viviendo en la pensión de Newell’s. Me fui muy chico y pasó el tiempo muy rápido. Ya pasaron casi 11 años desde que estoy en Rosario. Dejé muchas cosas atrás, casi toda mi infancia la pasé en una pensión, lejos de mi familia, sin cumpleaños de hermanos, padres, tíos, abuelos. Hoy en día veo los frutos de tanto sacrificio. Si uno quiere llegar a Primera División, ser alguien en la vida, hay que resistir”, relata.

Rivero está muy agradecido a Newell’s, que le dio techo, comida, educación y una formación. “Más allá de mi familia, que estuvo siempre, Newell’s me formó en todo sentido: es mi casa, es mi infancia, es todo”, se sincera.

En 2020, por fin pudo establecerse en la Primera de Newell’s y mostrar todo su potencial, luego de reponerse de una distensión de ligamentos de rodilla derecha que frenó por medio año su carrera.

“Cuando a uno le dicen que lo más difícil es mantenerse, es la pura verdad. Me tocó pasar una lesión bastante grave. Fueron seis meses en total sin jugar y me costaba volver y agarrar ritmo. Este año empecé con nuevas actitudes y pensamientos, con una pretemporada completa encima, algo que no había hecho después de la lesión. Con confianza, con mucha ilusión y eso me fue llevando a agarrar ritmo y continuidad. Después vino lo del coronavirus y se cortó todo. Pero sigo pensando de la misma manera, cuando pase todo esto voy a seguir igual”, se esperanza.

Con Newell’s, hicieron una buena campaña en la Superliga y terminaron 10° en la tabla, dejando atrás los fantasmas del descenso. Pero Braian (siempre) quiere más…

“Queremos dejar a Newell’s donde más se lo merece, bien arriba. Y tratar de entrar en una copa internacional. Como todo futbolista, me gustaría tener una oportunidad de irme afuera, a jugar en las mejores ligas del mundo. Y de ahí para adelante, lo que venga. Pero vivo con calma el día a día, las cosas buenas llegarán cuando tengan que llegar. Hoy pienso en Newell’s. Dejame agradecer a mi familia, la que apoya siempre, en los mejores y los peores momentos. Y también saludar a toda la gente de Bella Vista… Seguro ya me pondré esa camiseta, no me voy a quedar con las ganas de jugar en el Pocito”, cierra.

Si lo dice Braian Rivero, quédese tranquilos que seguro hará todo lo posible para hacerlo realidad.

Edición Impresa

El texto original de este artículo fue publicado el 13/04/2020 en nuestra edición impresa.

Publicidad