‘The Good Fight‘ (que en España se ve vía Movistar+) concluyó el pasado jueves una cuarta temporada acortada por obra y gracia del coronavirus en un episodio excepcional y, como siempre, pegado a la actualidad explorando el caso de Jeffrey Epstein de manera casi simultánea al estreno del documental sobre él en Netflix.
El episodio comienza con dos frentes: uno en el que Liz (Audra McDonald) lleva al bufete la investigación de la muerte del controvertido y convicto milmillonario tras meses de estar en un punto muerto con demasiado hilos de supuestas conspiraciones. Por otro lado, Adrian (Delroy Lindo) y Diane (Christine Baranski) se encuentran con la noticia de que tienen que prescindir del 20% del personal.
No voy a meterme en el devenir del caso (ese finalazo habla por sí mismo), pero este episodio es el paradigma de lo que es la serie: una exploración certera, valiente y sin tapujos de la actualidad política y social sin dejar de ser una serie de abogados y sin olvidarse de sus casos.
Yo reconozco que el paso entre ‘The Good Wife’ y ‘The Good Fight’ se me hizo un poco arduo sobre todo con la obsesión de los King, a través de los ojos de Diane, con la América de Trump. Sin embargo, creo que poco a poco fueron cogiendo el tranquillo a la integración del comentario político en la serie y a lo largo de estos cuatro años lo han perfeccionado.
Una temporada que ha ido a más
Como ya comentó Mikel, la temporada comenzó magnífica con esa reimaginación de una Estados Unidos sin Me Too y sin Trump en el poder. Un pequeño ejercicio de historia alternativa en el que se pone en entredicho esa costumbre de considerar que con otros en el poder las cosas hubieran sido perfectas.
Un momento de reflexión tras el cual íbamos al misterio del informe 618 y la presunta relación entre riqueza, poder e inmunidad legal/judicial que implica a varios casos de Julius (Michael Boatman). Trama que ha quedado en un continuará (y de hecho las escenas que hemos visto en el séptimo episodio con Julius correspondían a lo poco que habían grabado del octavo).
Podando jardines nuevos y complejos
Pero también hemos tenido episodios de meternos en jardines importantes como en el sexto, en el que se explora un caso de una nadadora que queda fuera del equipo olímpico y cómo la estrategia va cambiando, sin saber muy bien cómo afrontarlo (de una cuestión de raza pasan a uno de género) y las consecuencias de hacerlo.
Con la temporada 4 de ‘The Good Fight’ nos encontramos con una tanda truncada pero igualmente disfrutable y excelente. Robert y Michelle King han logrado perfeccionar las dinámicas entre personajes y cómo afrontan las situaciones y los casos que exploran, recordando magníficamente que, si bien estamos en una ficción, no se alejan demasiado de la realidad.
La futura quinta temporada de ‘The Good Fight’ queda ahora mismo con la incógnita de cómo resolverán las tramas plantadas en esta. En especial las que atañen a Delroy Lindo (Adrian) y Cush Jumbo (Lucca), quienes han anunciado su salida de la serie. Si bien hay ahí semillas (Adrian está preparando una carrera política y el bufete se encuentra ante la necesidad de recortar personal…) sería una pena verles, simplemente, fuera del mapa sin más explicación que una línea suelta de diálogo.