Las autoridades de Minnesota liberaron bajo fianza a uno de los cuatro policías imputados en el asesinato del afroestadounidense George Floyd, quien murió durante su arresto en Minneapolis asfixiado con la rodilla del agente blanco Derek Chauvin.

En tanto, nuevas estatuas de Cristóbal Colón y de líderes esclavistas fueron derribadas en diferentes partes del país, como eco de una de las mayores olas de protestas en medio siglo contra la injusticia racial en Estados Unidos, que desató la muerte de Floyd.

Según los datos publicados por la prisión del condado de Hennepin, situada a las afueras de Minneapolis, el oficial Thomas Lane, de 37 años, obtuvo ayer a la tarde la libertad condicional, tras pagar una fianza de 750.000 dólares.
Los otros tres agentes, entre ellos Chauvin, acusado de “homicidio en segundo grado”, permanecen bajo custodia en dicha cárcel.

Lane y dos de sus compañeros fueron imputados la semana pasada por incitación y complicidad con un crimen en segundo grado por su participación en la detención de Floyd, ocurrida el pasado 25 de mayo, y podrían recibir condenas de hasta 40 años de prisión, al igual que Chauvin.

El abogado de Lane, Earl Gray, afirmó entonces que su cliente era un policía novato y lo único que hizo fue sujetar los pies del afroestadounidense para que no pudiera patear.
De acuerdo a la denuncia penal, Lane expresó su preocupación por Floyd y preguntó dos veces a Chauvin si debían ponerlo de costado, a lo que este se negó.

Durante los casi nueve minutos en los que Chauvin clavó su rodilla sobre el cuello de Floyd mientras yacía esposado en el suelo, el hombre de 46 años y padre de una niña de seis repetía a los agentes que no podía respirar y llamaba a gritos a su madre hasta perder finalmente el aliento.

En el traslado en la ambulancia, el letrado afirmó también que Lane realizó en vano la maniobra de primeros auxilios a Floyd.
Según manifestó al diario Star Tribune, Gray planea presentar una moción para desestimar los cargos contra su cliente.

Generalizado repudio

El asesinato de Floyd provocó una ola de protestas pocas veces vista en la historia moderna de Estados Unidos, en la que cientos de miles de personas salieron a las calles para manifestar su solidaridad con la familia y exigir el fin de la brutalidad y el racismo policial en decenas de ciudades del país.

En medio de esos reclamos, en los últimos días se incrementó en diferentes puntos del país el retiro y derribo de símbolos y monumentos considerados racistas o esclavistas, como las estatuas de Cristóbal Colón o de líderes del Sur esclavista durante la Guerra de Secesión estadounidense.

En Saint Paul, capital del estado de Minnesota y ciudad gemela de Minneapolis, un grupo de manifestantes, entre los que había indígenas norteamericanos, derribó ayer una estatua de Colón situada frente al Capitolio estatal por considerarla un símbolo del genocidio contra los nativos.

Tras celebrar con cánticos y tambores, los asistentes afirmaron que decidieron tirarla abajo ellos mismos, ya que intentaron muchas veces hacerlo a través de un proceso político, pero sin éxito.
La escena se produjo bajo la mirada de la policía local, que no hizo nada para impedir el derribo, aunque luego protegió la efigie para que fuese retirada.

Dos eventos similares sucedieron el pasado martes en Boston, capital del estado noriental de Massachusetts, y en Richmond, capital del estado sureño de Virginia.

Richmond fue también anoche testigo del derribo de otro monumento: una estatua de Jefferson Davis, presidente de la llamada Confederación surgida durante la guerra civil estadounidense, que englobaba los estados sureños donde la supremacía blanca y la esclavitud rigieron con fuerza hasta finales del siglo XIX.
Según reportaron medios locales, la policía también presenció la escena sin intermediar.

El gobernador de Virginia, el demócrata Ralph Northam, ordenó la semana pasada sacar una estatua icónica del general confederado Robert E. Lee, situada a solo cuatro cuadras de la de Davis, pero un juez emitió una orden judicial que impide su retiro durante los próximos diez días.

También en Portsmouth, una ciudad ubicada en el mismo estado, manifestantes decapitaron y derribaron cuatro estatuas de un monumento en honor al Sur esclavista.

Ayer, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, pidió formalmente que se retiren del edificio del Congreso todas las estatuas de hombres vinculados a la Confederación, el régimen político que apoyó la esclavitud legal en el Sur durante la guerra civil.