No abundan hoy en día en la B Nacional los volantes como Gustavo Martín Chacoma. Corría el invierno de 1993 cuando Salvador Ragusa trajo a Talleres a un mediocampista central de Nueva Chicago que en ese momento era un ignoto para la mayoría de los “Matadores”.

Al poco tiempo se toparon con lo que hoy llamaríamos un “doble cinco” que trataba bien a la redonda, pero que no esquivaba la pierna al momento de la fricción. Su liderazgo y el sacrificio para recuperar la pelota eran otros de los atributos de este exfutbolista, que se retiró con apenas 31 años.

Chacoma y su mezcla entre elegancia y factor “H” en cada partido (Foto: Archivo / La Voz).

“En Córdoba pasé dos años muy lindos a nivel personal y futbolístico, más allá de las presiones. Cuando me surgió la posibilidad de irme allá no tenía dimensión de lo que significaba Talleres. No sabía que era tan grande hasta que entré al Chateau por primera vez”, contó Chacoma en relación a lo que fue aquel cotejo con San Martín de Tucumán. 

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Chacoma celebrando un gol de de Talleres en el Chateau (Foto: Archivo / La Voz).

Y agregó: “Lo que me acuerdo de la ciudad es que aparecían hinchas hasta por debajo de las baldosas. Al ser un club tan popular, esa demostración de cariño era tremenda. Tenía compañeros con mucho sentido de pertenencia y me hicieron querer muy rápido al club. Y eso no me ha pasado siempre”.

Chacoma jugó en Primera con Talleres tras el ascenso en 1994 (Foto: Archivo / La Voz).

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En diálogo con Mundo D, recordó la final de 1994 con Instituto y dijo que esa fue la primera vez que jugó ante tanto público: “Fue tremendo, había más de 40 mil personas entre las dos hinchadas. Pero fuimos rumbo al estadio con mucha seguridad. Nosotros teníamos ansiedad, no nerviosismo. La ansiedad es porque vos estás seguro de lo que estás por hacer. Y el nerviosismo es propio de la inseguridad que uno carga. Nos fue bien y eso se sentía en la previa. Teníamos buen equipo, pero mejor grupo”.

Su vida hoy

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Chacoma cumplirá 50 años en octubre, pero todavía se anima a jugar al fútbol con el equipo que entrena. Tras haber tenido durante una década un puesto de diarios y revistas en Capital Federal, hoy se dedica a ser técnico de equipos en barrios privados.

Así luce hoy Chacoma. El ex Talleres entrena a futbolistas en barrios privados.

“Uno trata de transmitir lo que aprendió. Para mí, Talleres fue una de las cosas más lindas que me pasó en la vida, no sólo en lo futbolístico”, explicó sobre lo que fue su vida en Córdoba entre 1993 y 1995.

Tras su paso por la “T” se fue a Racing de Avellaneda, donde rindió en buen nivel. Huracán le compró el pase y, luego de tres temporadas, colgó los botines. Volvió un año después para jugar 12 meses en Defensa y Justicia y fue allí donde jugó su último partido oficial.

Chacoma pasó tres años por Huracán y se ganó un lugar en el corazón de los “quemeros” (Foto: Archivo / Télam).

“Cuando me retiré, me desenchufé por completo del fútbol. Luego, de a poco, me fui enamorando otra vez de todo esto. Lo que más me interesa es enseñarlo. No apunto a nivel negocio. Por eso elijo trabajar en barrios privados. Ahí no hay apuro y todo no depende de un resultado. Podés hacer docencia”, concluyó Chacoma, quien finalmente hizo público un deseo: “Desde que me fui de Córdoba volví varias veces, pero nunca pude ver un partido de Talleres. Y la verdad, me encantaría”.

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