La adaptación de ‘Drácula‘ que han tramado Mark Gatiss y Steven Moffat sostiene una alucinante paradoja. Es a la vez libre hasta el punto de ser libertina y, sin embargo, es la más fiel a la esencia del clásico de la literatura gótica de Bram Stoker que se ha visto en mucho tiempo, pudiéndose medir en ese sentido con las adaptaciones más populares del conde vampiro. En cualquier caso, es la más relevante desde que Francis Ford Coppola lo convirtió en héroe romántico torturado en los noventa.

‘Drácula’: literalmente inmortal

Os lo contamos en la nueva entrega de nuestros vídeos de ‘Todo es mentira en el cine y la televisión’, donde desgranamos las influencias que abandera esta adaptación de BBC que llegó Netflix, y cómo juguetea con ellas para convertir la obra original en una historia relevante en nuestros días. Para ello, agarra elementos que estaban medio olvidados del mito, como el episodio del barco, y los lanza al primer plano para reinventarlos.

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En nuestro vídeo también discutimos cómo este Drácula de Claes Bang toma elementos de muchos vampiros que le precedieron. Pero también aporta un toque propio, apoyado en una imaginería atrevida y renovadora, que tanto ostenta una modernidad desafiante como recurre a trucajes prácticos que recuerdan al cine de terror de los ochenta.

El resultado es único pese a la discusión que ha suscitado su tercer y polémico capítulo. Con todo, una adaptación memorable y una hoja de ruta perfecta para futuras adaptaciones del panteón gótico de monstruos, conquistadores y antihéroes. Os contamos cómo lo ha conseguido.

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