Es extraño lo que ha tardado en llegar a nuestro país ‘La infamia‘ (‘Three Girls’) pese a ser ganadora del BAFTA TV a mejor miniserie de 2017 y girar en torno a un tema que ha transformado la narrativa en los últimos años como son los delitos sexuales. Pero bueno, a veces pasan estos despistes y menos mal que está Filmin, con su fuerte apuesta por la ficción europea, la que trae esta estupenda ficción.
Escrita por Nicole Taylor (‘Ashes to Ashes‘) y dirigida por Philippa Lowthorpe (‘El tercer día‘), ‘La infamia’ gira, como su propio nombre original indica, en torno a tres chicas que se vieron captadas en una red de abusos de menores en la pequeña ciudad de Rochdale (en el área metropolitana de Manchester) en un caso real que sacudió la sociedad de la zona.
La serie se pone su foco en la tragedia de estas tres chicas a través, sobre todo, de la mirada de Holly (Molly Windsor), de catorce años, quien entabla amistad con Amber (Ria Zmitrowicz) y su hermana Ruby (Liv Hill), quienes la introducen en la trastienda de un local de comidas paquistaní en el que disfrutar comiendo y bebiendo alcohol, invitadas por “Papi” (Simon Nagra).
Culpar a la víctima
Lo que Amber no sabe, y descubrirá por las malas, es que la gratuidad de sus fiestas, alcohol y excesos implica el tener que tener sexo bien con el regente del local bien con cualquiera de los trabajadores y otros “amigos” del negocio. Si bien el caso de violación a la menor parece claro, la complicidad de sus amigas con los “paquis”, que haya problemas en casa y otros factores hace hace que se desdeñe la versión de la víctima. Ese “qué va a ser víctima si se prostituye”.
Sin jugar del todo con el espectador (hasta qué punto hay narrador no fiable), Nicole Taylor sí que nos hace reflexionar sobre el peligro de los prejuicios y de las apariencias en un caso. La dejadez policial es tanto por la imagen de chicas problemáticas de las “presuntas víctimas” como por el miedo a ser acusados de racismo si le dan credibilidad a lo que dicen estas muchachas.
En ‘La infamia’ somos testigos del colosal fallo del sistema. Un sistema que si bien aparentemente no debería hacer acepción de personas ante los hechos, sí que lo hace. Y las víctimas son las de siempre. Las que menos caso se hacen. Es, en cierto sentido, un sensacional complemento a ‘Creedme’. De hecho comparten en común tanto el desdén del sistema como el empeño de mujeres donquijotescas por seguir adelante con un caso que se ha asfixiado por falta de atención.
Taylor establece perfectamente los actos de la serie, diferenciando claramente cada episodio. Además, el foco está siempre en el reparto femenino: en las niñas, excelentes en su labor. Y también las adultas, como Sara, trabajadora social encarnada por Maxine Peake. No es que la parte masculina haya sido obviada ya que en esa parte también hay actuaciones notables, solo que la historia es de ellas, de las ignoradas.
Un trabajo irreprochable
Como directora, Lowthorpe ha hecho un trabajo irreprochable. Tanto en la dirección de actores como a la hora de plasmar visualmente el guion de Taylor. Resuelve perfectamente las situaciones más obscuras, es incómodamente física y huye bastante del sensacionalismo tan fácil de recurrir en historias como la que nos ocupa.
Pero no solo la serie habla del delito sexual, sino que el guion se detiene en la “carta del racismo”. De hecho el tercero es quizás en el que más claramente se habla de cómo afecta el proceso a la comunidad paquistaní de la zona. Esas manzanas podridas que pueden acabar provocando la tala de todo el manzano.
Realizada sin complacencias, ‘La infamia’ es sobrecogedora y cruda y logra transmitir la rabia y la impotencia de las víctimas. Un drama que es tan sensible como inteligente, intentando y logrando mostrar lo complejo del caso. Si bien tiene claros culpables e inocentes, la totalidad de la tragedia tiene muchos más responsables de lo que parece.