El éxito de varios true crime durante los últimos años ha dejado claro el interés del público hacia las historias de asesinos reales. Personalmente, ese formato me ha acabado cansando un poco por la tendencia a uniformar todos los casos, por lo que siempre agradeceré cuando se opta por abordarlos como si fuera una serie de ficción, que es el caso de ‘La Serpiente’, coproducción de BBC y Netflix que este viernes 2 de abril llega a la plataforma de streaming, previo paso por el canal británico.

‘La Serpiente’ cuenta la historia de Charles Sobhraj, un asesino en serie que durante los años 70 logró burlar durante un tiempo a las autoridades gracias a su astucia. Esta miniserie de ocho episodios logra reflejar eso bastante bien gracias a la gran interpretación de Tahar Rahim, un actor al alza que hace bien poco fue candidato al Globo de Oro por su trabajo en ‘The Mauritanian’.

Trasladándonos a los 70 en el sudeste asiático

El primer logro de la serie es su acertada ambientación, logrando transportar al espectador al sudeste asiático a mediados de los 70, algo que se percibe en todos los apartados técnicos de la serie, desde el cuidado vestuario hasta la fotografía, esencial para dar un toque visual característico que marcará en todo momento ‘La Serpiente’. Todo ello resulta clave para poder diferenciar a ‘La Serpiente’ de otras propuestas similares, dejando de paso claro que el caso de Sohbraj es de lo más especial.

Algo menos de entusiasmo siento ante la decisión del guionista Richard Warlow de prescindir de una estructura lineal para ir dando saltos en el tiempo constantemente. Esto es algo que se remarca en todo momento para evitar que el espectador se acabe perdiendo, pero en más de una ocasión da la sensación de servir para complicar la serie sin conseguir nada realmente vital a cambio.

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Esto se percibe más durante los primeros episodios y parece una consecuencia de la forma de plantear la historia, ya que de entrada se tiende a jugar más con el lado más seductor del personaje, su forma de engatusar a todos aquellos que le rodean, ninguno de ellos sabedor de hasta dónde está dispuesto a llegar el personaje interpretado por Rahim, casi coqueteando con la idea de verlo como un antihéroe en lugar de un criminal insaciable.

La aportación del reparto

Tahar Rahim La Serpiente

Lo curioso es que Rahim no subraya en exceso el encanto del personaje, pero su interpretación sí irradia el suficiente carisma como para que uno entienda que haya tanta gente que poco menos que quedase prendada por él pese a que la serie no haga el hincapié suficiente en ello y a veces quiera darlo quizá demasiado por sentado. Eso sí, a ‘La Serpiente’ le interesa mucho más mostrar sus métodos que incidir en su capacidad para ejercer casi como el líder de una secta pequeñita. No deja de ser un enigma que nadie ha sido capaz de descifrar y, aunque más adelante algún flashback va encaminado a aclarar un poco menos sus motivaciones, la serie prefiere dejarlo un poco en el aire.

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Otra cosa destacable de ‘La Serpiente’ es que en paralelo a la actividad criminal de Sobhraj, donde la serie sabe cómo ir haciendo crecer de forma paulatina y orgánica esa sensación de amenaza que transmite el protagonista, surge una inevitable investigación. A priori, algo mucho menos estimulante, pero a la hora de la verdad sabe captar muy bien la obsesión que surge por intentar capturar a alguien tan escurridizo.

Escena La Serpiente

El buen hacer de Billy Howle resulta clave para ello, ya que además de ilustrar muy bien la creciente frustración que sufre por verse superado una y otra vez por Sohbraj, también sirve para matizar aún más al protagonista. Esto es algo que a su manera ya hacía el personaje interpretado por una muy solvente Jenna Coleman -gran trabajo sobre todo clavando el acento franco-canadiense de Marie-Andrée-, pero en ese caso más por su capacidad para someter a sus seguidores, mientras que con el caso de Howle se capta más y mejor que estamos ante una tan fascinante como peligrosa mente criminal de primera que lo tiene todo bien atado.

Merece la pena destacar que ‘La Serpiente’ huye de todo efectismo, por lo que la mayoría de los crímenes se cometen en off, mientras que Rahim tiende a dar un enfoque de tranquilidad a su personaje que refuerza esa constante sensación de control. Obviamente, esto es algo que va resquebrajándose poco a poco a medida que pasan los episodios y el cerco sobre él se estrecha, pero incluso entonces sigue fiel a su forma de ser, algo que capta de maravilla la entrega final de ‘La Serpiente’, nueva demostración de lo que le rodea dice más sobre él que la propia vanidad del personaje.

En resumidas cuentas

Imagen La Serpiente

‘La Serpiente’ no llega a ser una serie imprescindible por no terminar de hacer funcionar del todo la narrativa elegida para contar la historia, pero eso no quita que sea un notable drama criminal con la suficiente personalidad para destacar dentro de un subgénero del que quizá se ha abusado más de la cuenta. El gran trabajo de su reparto y la fiabilidad con la que capta la época en la que transcurre la acción son seguramente sus dos mejores bazas.