En agosto de 1992, Peter Jackson estrenaba en Australia ‘Braindead: Tu madre se ha comido a mi perro‘, una maravillosa película de serie B inesperada para los que quieran explorar sus orígenes. En octubre de 1999, decía “¡Acción!” por primera vez en el set de ‘El señor de los anillos‘.
Aún a día de hoy, que todo saliera bien en la trilogía más famosa de la historia del cine (con perdón de ‘Regreso al futuro‘ y ‘El padrino‘) fue casi un milagro, sobre todo teniendo en cuenta todas las adaptaciones que podría haber habido a lo largo de los años y que, por suerte o por desgracia, esquivamos. Venid a este apasionante repaso de lo que pudo ser y no fue: las películas de ‘El señor de los anillos’ que nunca se hicieron.
Antes de Peter Jackson
J.R.R. Tolkien tenía una pesadilla recurrente con las posibles adaptaciones audiovisuales de la Tierra Media: que alguien las entendiera incorrectamente y acabaran siendo un sinsentido que emborronara su obra cumbre. Y, a lo largo de los años, así fue. Los pocos que consiguieron llegar a buen puerto antes de Jackson, con o sin los derechos en la mano, no terminaron de dar en el clavo.
La primera adaptación audiovisual (antes hubo radionovelas y otro tipo de versiones) de ‘El hobbit‘ llegó en 1967, donde se resumía todo el libro, que Peter Jackson necesitó casi nueve horas para contar, en… 12 minutos.
El corto, dirigido por Gene Deitch, ganador del Oscar al mejor cortometraje de animación unos años antes, se saltaba la historia alegremente: Smaug se llama Slag; hay una princesa, Mirka, que se casa con Bilbo; Gandalf, que vive en su solitaria torre, tiene un papel secundario en favor de Bilbo y, para colmo, Gollum se llama Goloom y no juegan a los acertijos: directamente, Bilbo le roba el anillo y aquí paz y después gloria.
En realidad, el corto son varios dibujos fijos que se mueven para un lado y para otro; de hecho, se hizo rápidamente para que Rembrandt Films no perdiera los derechos de la obra, que se estrenó en un pequeño cine de Nueva York durante un solo día.
Tuvieron que pasar diez años para volver a ver la obra de Tolkien: en 1977, Rankin y Bass, los autores del mil veces homenajeado largometraje sobre Rudolph, el reno de la nariz roja, o ‘El niño del tambor’, llevaban unos años encadenando fracasos navideños hasta que aprovecharon un momento en el que, por error, los derechos de ‘El Hobbit’ pertenecieron al dominio público.
Así pudieron hacer su propia versión, extraña e incompleta pero eficiente. La película estaba animada, por cierto, por Topcraft, donde trabajaban unos jóvenes Hayao Miyazaki e Isao Takahata. ‘El hobbit’ se emitió por NBC y comenzaron a preparar una secuela… que llegó tarde.
Veréis: solo un año después de ‘El hobbit’, el mítico animador Ralph Bakshi (‘Fritz el gato‘, ‘Coonskin’) llevaba años tratando de conseguir financiación para realizar su versión de ‘El señor de los anillos’. United Artists, tras muchas intentonas que luego veremos, por fin se la dio, con la idea de hacer dos películas (o incluso una trilogía), y una precuela de ‘El Hobbit’ (¿os suena?).
Bakshi quiso hacer la película tan cercana al libro como pudiera y, mediante la rotoscopia (que le da un tono casi de ensoñación), consiguió adaptar más o menos un libro de la trilogía, que terminaba con Gandalf lanzando su espada al aire y con una voz en off anunciando que la oscuridad había sido borrada de la faz de la tierra (sí, en serio) y que esa era la primera gran historia de ‘El señor de los anillos’.
A la postre y para Bakshi, la primera y última. Volvemos a Rankin y Bass, que en 1980 estrenaron una especie de secuela no autorizada que originalmente iba a llamarse ‘Frodo, El Hobbit II’ y finalmente se llamó (ojo) ‘El retorno del rey’.
La película comienza con un flashback y cuenta lo ocurrido a partir de Minas Tirith. Fueron a juicio pero ya era demasiado tarde: Bakshi se desesperó porque este producto de calidad dudosa significaba el clavo final en sus posibilidades de continuar con su propia saga (aunque, ojo, hasta muchos años después siguió jugando con la idea).
De las adaptaciones a televisión (Amazon Prime Video aparte), mejor pasar por encima: una versión sueca absolutamente imposible, mezcla de ‘El rescate del talismán’ y función de fin de curso; una versión soviética infantil con disfraces de baratillo; otra basada en ‘La comunidad del anillo’ que se creía perdida hasta hace muy poco e incluso una serie finlandesa (‘Hobitit’, a la que pertenece la imagen de arriba) con 9 episodios.
Y ahora que sabemos todo lo que pasó (que fue poco y no siempre bueno)… ¿Qué es lo que no llegó a rodarse?
Dibujos animados para niños
Pasaron muchos años antes de que alguien quisiera tratar de rodar la obra de J.R.R. Tolkien en acción real: los dibujos animados parecían la manera lógica de llevar Rivendel y Moria a la gran pantalla.
Los primeros en intentarlo fueron Disney, años antes de ‘El señor de los anillos’, en 1938: Walt Disney quiso coger ‘El hobbit’, mezclarlo con ‘El anillo de los Nibelungos’ de Wagner, y hacer un segmento de ‘Fantasía‘, que se iba a estrenar dos años después.
Pero Tolkien odiaba las adaptaciones de Disney, al que en 1964 llamó “corrupto sin esperanza” que solo buscaba los beneficios. No parece que tuviera ganas de venderle los derechos.
Y así fue, lo que no impidió que Walt volviera a intentar, en los 50, hacer una película basada en ‘El señor de los anillos’, aunque el estudio dijo que era una historia demasiado oscura y compleja para ser una película Disney, por no hablar de la falta de humor, canciones y personajes alegres propios de la época. Una vez más, la propuesta cayó en saco roto y Disney, por suerte o por desgracia, salió de la ecuación.
Al Brodax, un animador autor de los peores cortos de ‘Popeye’ o ‘Casper’, intentó acercarse a Tolkien para hacer su película. Y al principio todo iba bien: el arte conceptual fascinaba al escritor… pero el guion, que tuvo que ser profusamente corregido por el propio Tolkien, hacía aguas.
Al durar solo 90 minutos, los personajes se reducían o desaparecían (especialmente los femeninos), se añadían secuencias de acción aleatorias y, en un extraño giro, Sam dejaba tirado a Frodo con Ella-laraña para lanzar el anillo él mismo al Monte del Destino. Nunca consiguió financiación y la idea se perdió en el horizonte.
En esta época algunas de las propuestas de los estudios pasaban por mezclar a Frodo y Aragorn en un solo personaje, eliminar la batalla del Abismo de Helm, quitar personajes, añadir magia, adaptar la obra con marionetas… Quince años desde la publicación de ‘El señor de los anillos’ y aún no se han visto adaptaciones. ¿Y ahora qué?
Los locos 60
Los años 60 fueron el momento cumbre de la animación por stop motion tal y como la entendía Ray Harryhausen: ‘Jasón y los argonautas‘, ‘Hace un millón de años’ y ‘La isla misteriosa’ habían sido grandes éxitos de crítica y público.
A todo el mundo le gustaba la técnica de Harryhausen, capaz de dar épica y efectos visuales nunca vistos hasta ese momento. Así que, ¿qué mejor momento para adaptar ‘El señor de los anillos’ en acción real?
United Artists consiguió libertad creativa (spoiler: esto no suele acabar bien) y comenzó la realización de la película épica definitiva: tres horas escritas por Peter Shaffer, autor teatral que después ganó el Oscar por ‘Amadeus‘ y el Tony por ‘Equus’ y la propia ‘Amadeus’. Imaginad lo que habría sido esto: quizá la épica hubiera hecho de esta la versión definitiva y la trilogía de Peter Jackson nunca hubiera visto la luz.
John Boorman, que en 1967 ya había sorprendido con ‘A quemarropa‘, quería hacer una fantasía medieval artúrica. En su lugar, le propusieron la susodicha película de tres horas sobre ‘El señor de los anillos’: una película imposible de rodar que sonaba demasiado bien. Boorman se dejó llevar por los cantos de sirena y siguió adelante.
Todo lo que digamos de esta versión va a parecer un disparate, porque, bueno, lo era: Al Pacino sería Frodo, Mick Jagger sería Sauron y los hobbits, niños con barba doblados por adultos. ¡Ah! Frodo y Galadriel podrían haber tenido un innuendo amoroso, pero no Aragorn y Arwen, que en el guion tenía trece años (Aragorn y Eowyn, sin embargo, sí habrían ido pareja) y todo esto empezaría con el propio Tolkien escribiendo en su despacho.
Boorman no estaba tan interesado en ‘El señor de los anillos’ como lo estaba en la fantasía medieval, así que, si tenéis curiosidad por ver cómo habría resultado esta película, ‘Excalibur‘, que dirigió en 1981, es un acercamiento claro (y un tanto psicotrópico). Por cierto, durante esta versión de Boorman hubo un rumor: los hobbits iban a ser interpretados por los Beatles. Parece el típico rumor falso que la historia ha deformado pero la verdad es que era más que un rumor…
Let it be, Hobbiton
Esta es una de las anécdotas más extrañas de la historia del cine, al menos vista ahora: en los años 60, era normal que los cantantes sacaran sus propias películas y se convirtieran en actores 360, que diría Paquita Salas.
En esta época, Los Beatles eran los personajes más conocidos del mundo. Las fans se agolpaban para verlos, sus conciertos se abarrotaban, copaban las revistas, vendían millones de discos… Y, claro, protagonizaban sus propias películas.
En 1964, ‘¡Qué noche la de aquel día!’, dirigida por Richard Lester, fue un monumental éxito que incluso consiguió dos nominaciones a los Óscar y a día de hoy sigue siendo muy influyente. El año siguiente trataron de repetir la jugada con ‘Help!’ y, aunque un poco menos, fue un fenómeno igualmente. Y Los Beatles ya habían puesto la mirada en su siguiente proyecto: ‘El señor de los anillos’.
Solo quedaba una película para rescindir el contrato de los Beatles con United Artists y, como hemos contado, en la empresa estaban intentando a la desesperada llevar a Tolkien a la gran pantalla. Así que, ¿por qué no hacer que los cuatro hobbits protagonistas fueran Ringo, Paul, John y George? Al fin y al cabo ellos eran fans de los libros y, por lo visto, querían hacer un musical de la trilogía.
La idea inicial de que fueran hobbits se desestimó pronto, y los papeles soñados quedaron así: Paul McCartney habría sido Frodo, George Harrison haría de Gandalf, John Lennon de Gollum y Ringo Starr sería Samsagaz Gamyi. Y aquí llega la parte (más) rara: United Artists, en vez de decir “Bueno, hasta aquí la broma”, aceptó con gusto. Y entonces, ¿por qué tenemos ‘El submarino amarillo‘ pero no ‘El señor de los anillos’ con Beatles?
Ocurrieron dos cosas: en primer lugar, no encontraron un director potente. Y no es porque no lo intentaran: fueron directos a por Stanley Kubrick, pero, aunque era fan del material original, no estaba seguro de poder llevar ‘El señor de los anillos’ al cine tal y como le hubiera gustado. David Lean lo rechazó y Michelangelo Antonioni (¡nada menos!) aceptó hacer la película, pero los Beatles, a estas alturas, ya estaban perdiendo interés.
El segundo golpe fue el del propio Tolkien, al que no le gustaban esos cuatro melenudos y se negó a que fueran ellos los encargados de adaptar su obra maestra. Aún quedaban un par de giros en esta historia: el primero, de manos de Heinz Edelmann, el director de arte de ‘El submarino amarillo’ que años después sería ni más ni menos que el diseñador de Curro, la mascota de la Expo 92 (esa no la visteis venir, ¿eh?).
Edelmann quería hacer una película animada que fuera una ópera rock con una estética similar a la de Kurosawa protagonizada por los Rolling Stones o, ya puestos, Los Beatles. United Artists seguía obsesionada con la idea de hacer una película en acción real y lo tuvo que dejar de lado.
El segundo giro es muy actual. Peter Jackson, el director de la trilogía casi perfecta de ‘El señor de los anillos’, está terminando un documental sobre el proceso de grabación de ‘Let it be’, con muchas escenas y audios inéditos sobre el final del grupo, que incluirá el famoso concierto de 42 minutos que dieron en un tejado y que tan bien parodió ‘Los Simpson’ con los Sol-fa-mi-das.
‘The Beatles: Get back‘ se estrenará en 2021, mostrando así que quizá la Tierra Media y Los Beatles siempre estuvieron destinados a encontrarse… aunque fuera de manera tangencial. Por otro lado, ni siquiera Jackson lo tuvo fácil a la hora de rodar su trilogía de ‘El señor de los anillos‘.
Tardó varios años en convencer a las productoras de que era una buena idea. Harvey Weinstein, que en sus ratos libres también hacía películas, no quería malgastar su dinero en una trilogía pudiendo hacer una película de dos horas, e incluso amenazó a Jackson con reemplazarle por Quentin Tarantino (y eso sí que habría sido interesante). ‘El señor de los anillos’, en la versión Weinstein, cortaba el Abismo de Helm, el Balrog, Saruman y prácticamente era una película imposible de entender.
Finalmente, Jackson pudo ir a New Line con su guion al completo… Y el resto es historia de la Tierra Media.