Netflix ha conseguido su nuevo gran éxito con ‘¿Quién es Anna?’, la primera serie creada por Shonda Rhimes en casi una década. Sin embargo, la serie parte de una historia real, por lo que la plataforma tuvo que pagar mucho dinero para hacerse con sus derechos. Por un lado una cantidad millonaria pero desconocida a Jessica Pressler por el artículo que publicó en New York Magazine, pero además tuvo que llegar a un acuerdo con la protagonista de la serie.
Todos los secretos del acuerdo
No fueron pocos los interesados en contar la historia de Anna Sorokin, pero Netflix llegó a un principio de acuerdo con ella el 8 de junio de 2018, pagando un anticipó de 30.000 dólares, los cuales fueron íntegros para cubrir parte de los costes de la defensa legal de su abogado. En dicho contrato destacaba el detalle de que al lado de su firma aparecían tanto los nombres de Anna Delvey como de Anna Sorokin. Nunca está de más ser precavidos.
Ese mismo mes se cerró definitivamente el acuerdo y la cantidad pagada a Anna ascendió hasta los 320.000 dólares, pero eso no quiere decir que pudiera disfrutar libremente de dicha suma. Fue entonces cuando entró en efecto una ley de Nueva York para impedir que los criminales saquen rédito económico por sus delitos.
Dicha ley, conocida por el nombre de Hijo de Sam y modificada por última vez en 2001, permite congelar cualquier pago superior a 10.000 dólares con el objetivo de notificar a las víctimas, que entonces pueden presentar sus peticiones para recuperar la cantidad debida. Eso llevó a que 199.000 de esos 320.000 dólares fueran para pagar a bancos como City National Bank o CitiBank, otros 24.000 para multas y el pago por la representación legal se ha ido ya hasta los 75.000 dólares.
De esta forma, le quedarían apenas 22.000 dólares restantes. Pero ni siquiera eso se llevará Sorokin, pues todavía tiene más gastos legales que probablemente acaben dejándola a cero o incluso en números rojos.
A cambio, Netflix consiguió los derechos exclusivos sobre su versión de la historia y Anna además accedió a cooperar como asesora en caso de ser necesario. Eso no quiere decir que otros no puedan contar su historia, pero sí que ella no puede hacerlo en otra serie, documental o reality. Además, tampoco puede hacer apariciones en programas de entrevistas o publicar nada en redes sociales sobre su participación en la serie sin permiso de Netflix.
Esa exclusividad se extiende hasta tres años después de que se estrene el último episodio de la serie. Sí que puede escribir un libro sobre su historia, pero no puede publicarlo hasta al menos un año después del estreno de ‘¿Quién es Anna?’.
Recordemos que tanto HBO como BBC tienen proyectos en marcha sobre su historia y también se prepara un documental. Y es que pueden contar su historia, pero sin la implicación de su gran protagonista. Por ejemplo, el plan de HBO era hacer una serie desde el punto de vista de Rachel Williams, la “amiga” de Anna que trabajaba en Vanity Fair a la que estafó más de 60.000 dólares. Veremos si acaba saliendo adelante.