‘La isla de las tentaciones 5’ ha sido un muermo absoluto. Una escapada por aquí, un beso por allá, pero nada del otro mundo. Hasta hoy. Por fin, después de muchas horas de televisión, el reality ha sido tan entretenido como uno esperaba que fuese gracias a Ana, la chica absolutamente desengañada que acaba de ver cómo su novio se acostaba con otra mujer, sus excusas blanditas y las respuestas irónicas de ella. Ha nacido una reina. Pero empecemos por el principio.

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Frenando a tiempo

Ana y Cristian entraron a la isla cuando ya estaban todas las tramas empezadas, y pocos sospechaban que se convertirían en los protagonistas. Poco a poco, él fue intimando con una de las tentadoras, María de los Ángeles, hasta el punto de tener sexo (o besos muy íntimos) con ella. Para él, esto es una muestra de cariño hacia su pareja porque “ha frenado a tiempo”. Para ella, el cabreo del siglo, con espantada a Murcia incluida.

Sandra Barneda, la presentadora, decidió, por primera vez en la historia del programa, montar una Hoguera de Emergencia. Ha sido publicitada de forma continua, y todos nos preguntábamos qué era eso, pero al final no deja de ser una Hoguera de Confrontación en la que ella podía elegir entre ir y no ir, en cuyo caso el concurso de ambos acabaría de inmediato. Cristian empezó excusándose a sí mismo y diciendo “Sé que lo he hecho mal pero no ha llegado la sangre al río”. Spoiler: sí que llegó, sí.

Isla

En un momento francamente surrealista, el concursante empezó a repetir que al final él fue al programa a ponerse a prueba y que, qué demonios, le gustaría ver a su pareja llegando al límite con otro chico para ver si sabe parar a tiempo. A continuación, llegaba el momento de culpar a su pareja: “Puedo comprender el abandono de Ana pero no lo entiendo”; “La conozco y era muy probable que se fuese”… Lo que no esperaba es que Ana, finalmente, apareciera en escena para cantarle las cuarenta. Y aquí ha empezado la movida de verdad. Ojo, que hay girito que ni en una de Shyamalan.

Te quiero demasiado

Antes de que Sandra pudiera dar la bienvenida a Ana, ella ha ido con todo el armamento, acusando a Cristian de hacerle luz de gas: por lo que cuenta, él la acusó de estar loca de celos, y, por lo visto, oh sorpresa, de loca no tenía un pelo. Él, acorralado, entre “Es vergonzoso”, “No me has valorado nada” y “¿Te estás riendo de mí en mi cara?” se ha defendido diciendo que la quiere, que ha sabido frenar (y que el dolido es él porque ella no es capaz de verlo) y que la quiere demasiado. Ah, sí, liarte con otras chicas, el amor.

Ambos terminaron por verlas juntos, entre un audiocomentario maravilloso de Ana y un Cristian que poco a poco se iba quedando sin palabras hasta acabar en un “Me da vergüenza verme”. De “He sabido frenarme” a “Me da vergüenza verme” en solo cinco minutos. Récord. A partir de ahí, la confirmación de que Cristian, fuera de la isla, no es precisamente un novio de diez.

Él necesita una mujer de su casa, una mujer trabajadora… Él quiere una chica que le hace huevos fritos y patatas fritas todos los días, que le lave la ropa…”, a lo que él contesta el más tímido de los tímidos “Yo también lo hago”. Después, él repite que no rompería su relación por dos besos cuando -una vez más, todos a coro- “me he sabido frenar”.

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El yayo mariposa

Sandra, finalmente, pide que hablen desde el corazón, mirándose a los ojos, antes de tomar la decisión final. Cristian repite que la quiere con locura, pero ella responde algo que debería encender las alarmas de cualquiera: “He llorado mucho en esta relación, le he puesto a él siempre antes que a mí, con miedo de que me haga algo de esto… y me lo ha hecho”. Por favor, huye lo más lejos posible, Ana.

Y cuando ella le recuerda todo lo que él ha echado a perder (“El perro, tío, el perro, la casa, todo”), una mariposa se posa en medio de la hoguera y ella la reconoce como su abuelo muerto, que se ha convertido en lepidóptero y ha ido a darle fuerzas. De pronto, ‘La isla de las tentaciones’ se ha convertido en una película de Miyazaki.

Mariposa

“Me ha decepcionado, pero yo estoy enamorada, eso no se me va de la noche a la mañana tampoco”, dice ella, anticipando un perdón que muchos cruzamos los dedos porque no llegue para dar algo, aunque sea un poquito, de ejemplo. Ante la pregunta final que decidirá su futuro en la isla, él responde que quiere quedarse para demostrarle, en los dos días que quedan, ,que se sabe comportar. La respuesta de ella queda en cliffhanger… aunque si estáis atentos a las imágenes de la siguiente semana, ahí está la respuesta. En fin.