La Cámara de Representantes de Estados Unidos avanzaba hacia lo que el Gobierno esperaba que fuera la media sanción a un proyecto de ley para elevar el límite del endeudamiento con el objeto de evitar un default y recortar el gasto público, iniciativa que demandó extensas negociaciones entre oficialismo y oposición, encabezadas por el mismo presidente Joe Biden, y que aún generaba resistencias.
El proyecto es resultado de un acuerdo logrado tras varios días de maratónicas negociaciones entre Biden y el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, del opositor Partido Republicano.
La esperada votación, que se preveía tormentosa y se estimaba que no sería uniforme en las bancadas, llegará después de que el martes el texto sorteara su primera prueba con la aprobación en comisión.
“Nuestro acuerdo presupuestario bipartidista evita la peor crisis posible: un impago por primera vez en la historia de nuestra nación, una recesión económica, cuentas de jubilación devastadas y millones de empleos perdidos”, escribió Biden en Twitter.
El Congreso, cuyo control se reparten demócratas y republicanos, tiene algunos días de margen antes de que la caja del país se quede sin liquidez, lo que sucederá el lunes próximo, según la estimación de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
Sin embargo, los términos del pacto logrado son rechazados por una gran cantidad de legisladores conservadores republicanos y también por un puñado de legisladores progresistas demócratas, cuyos votos cortejan respectivamente McCarthy y Biden, lo que generaba dudas respecto de cómo podía salir la votación.
Sin esto, Estados Unidos se arriesga a un default o cese de pagos de sus obligaciones, algo inédito que puede tener consecuencias catastróficas para la economía.
El proyecto es resultado de un acuerdo logrado tras varios días de negociaciones entre Biden y el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
El proyecto de ley suspende el llamado techo de deuda hasta enero de 2025, lo suficiente para atravesar las próximas elecciones presidenciales de 2024, en las que Biden busca su reelección.
A cambio de lograr esta concesión, el presidente aceptó la exigencia republicana de limitar algunos gastos con el fin de mantenerlos estables -excepto el militar- en 2024 y fijar su aumento a un 1% para 2025.
También prevé una reducción de 10.000 millones de dólares en los fondos asignados al fisco para modernizar e intensificar los controles.
“Nadie consiguió todo lo que quería. Pero esa es la responsabilidad de gobernar”, aseguró hoy Biden.
El martes, la Comisión de Reglas de la Cámara de Representantes dio un primer indicio de la tendencia que se espera en la votación del proyecto, al aprobar la ley por siete votos contra seis, con dos republicanos y cuatro demócratas en contra.
Ahora corresponde a los congresistas de la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, pronunciarse en la votación antes de que lo haga el Senado, de mayoría demócrata.
Biden invitó “firmemente” ayer a los legisladores a que adopten esta ley, resultado del compromiso que él mismo negoció.
“Sigamos avanzando en el cumplimiento de nuestras obligaciones y construyamos la economía más poderosa de la historia de la humanidad”, dijo el presidente en Twitter.
Por su parte, McCarthy tuvo la dura tarea de convencer a la mayoría republicana de adoptar la nueva ley para que no parezca que depende de los representantes demócratas.
La pretensión parecía más difícil de lo esperado porque la oposición en el seno del Partido Republicano parece estar superando el número de partidarios del expresidente Donald Trump en la Cámara.
Nancy Mace, congresista republicana por el estado de Carolina del Sur, afirmó que no votará a favor del texto.
“Este ‘acuerdo’ formaliza el nivel récord esperado de gastos federales durante la pandemia y lo convierte en la base de referencia del gasto futuro”, criticó Mace, informó la agencia de noticias AFP.
Chip Roy, congresista de Texas perteneciente al ala republicana que apoya a Trump, dijo que es un “mal acuerdo” por el que “ningún republicano debería votar”.
“Vamos a continuar la lucha hoy y mañana, sin importar lo que pase”, aseguró Roy.
Algunos republicanos consideran incluso una moción de censura para obligar a McCarthy a renunciar a su función de presidente de la Cámara.
McCarthy reconoció que no logrará unanimidad, pero se mostró optimista de alcanzar los “mayores” recortes presupuestales de la historia, según dijo a periodistas.
Del lado demócrata, algunos también muestran su escepticismo. El congresista Ro Khanna, de California, dijo que varios de sus colegas se oponen a los recortes del presupuesto y “no saben aún” cómo van a votar.
Por su parte, el senador Bernie Sanders anticipó que no va a dar su respaldo al proyecto. “En un momento de gran desigualdad de riqueza e ingresos, no puedo, con la conciencia tranquila, votar a favor de un proyecto de ley que priva de asistencia nutricional vital a mujeres, bebés, niños y ancianos, mientras se niega a pedir a los multimillonarios que nunca han estado tan bien que paguen un céntimo más en impuestos”, señaló en un comunicado.
Con todo, el jefe de la bancada, Hakeem Jeffries, dijo que los demócratas de la cámara votarán para que “el país no entre en default. Punto”.
La oficina de McCarthy dijo además que el acuerdo prevé la recuperación de “miles de millones de dólares de fondos para el Covid que no se gastaron” durante la pandemia de coronavirus, sin dar más precisiones.
Uno de los puntos de discordia incluye las modificaciones a las condiciones para beneficiarse de algunas ayudas sociales, como el aumento de la edad de trabajo de 49 a 54 años para adultos sin hijos que aspiren a una ayuda alimentaria.
Sin embargo, el proyecto elimina este requisito para veteranos e indigentes.