La
versión
moderna
de
Arco
Iris
regresó
al
país
en
marzo
para
sumarse
a
la
celebración
de
los
80
años
de
Ciudad
Jardín.
Está
liderada
por
Ara
Tokatlian,
establecido
en
California
desde
1975
y
el
único
de
los
miembros
de
la
formación
primigenia
que
sigue
en
la
banda.
Después
de
más
de
medio
siglo,
una
de
las
patas
fundacionales
del
rock
vernáculo
sigue
latiendo
con
fuerza
y
vuelve
a
reunir
a
sus
fieles
seguidores
en
Buenos
Aires
y
la
Patagonia.

y
Arita
Tokatlian
en
vivo
durante
su
nueva
visita
al
país
con
Arco
Iris.
En
el
bucólico
remanso
suburbano
de
El
Palomar,
el
músico
de
origen
armenio
nacido
en
Egipto
había
tendido
los
primeros
lazos
con
sus
colegas
Gustavo
Santaolalla,
Horacio
Gianello
(quien
murió
hace
tres
años),
Guillermo
Bordarampé,
Alberto
Cascino
y
la
guía
espiritual
Dannais
«Dana»
Wynnica
(fallecida
en
2003),
otros
promisorios
talentos
que
asomaban
en
la
zona
Oeste
a
fines
de
los
años
’60.
Nuevos
shows
y
película
A
esa
cita
ineludible
que
justificaba
un
nuevo
regreso
siguió
una
presentación
en
Rondeman
Abasto
el
sábado
6
de
abril
y
ahora
Arco
Iris
se
dispone
a
retomar
el
contacto
con
su
público
el
sábado
13
en
el
Camping
Musical
de
Bariloche.

Tokatlian,
líder
de
Arco
Iris
y
el
único
miembro
de
la
formación
original
que
sigue
en
la
banda.
Mientras
tanto,
Tokatlian
y
compañía
-su
hijo
Ara
“Arita”
Tokatlian
en
teclados,
piano,
saxo
alto
y
voz,
Roberto
Amerise
en
el
bajo,
el
guitarrista
Carlos
Campos
y
el
baterista
Juan
Estanga-
palpitan
con
dosis
parejas
de
emoción
y
ansiedad
el
concierto
de
despedida,
programado
para
el
martes
30
a
las
20
en
Borges
1975,
un
bastión
del
jazz
que
late
por
las
noches
en
el
corazón
de
Palermo.
Otra
pieza
clave
en
este
tramo
de
la
historia
de
Arco
Iris
es
el
periodista,
productor
y
cineasta
Fabio
Scartuchio,
autor
del
libro
Arco
Iris.
Música
y
filosofía
en
los
inicios
del
rock
argentino
1969-1975,
publicado
por
Editorial
Dunken
en
2021
con
prólogo
a
cargo
de
León
Gieco.
Ese
minucioso
repaso
testimonial
dio
pie
al
film
documental
Arco
Iris.
Música
y
filosofía,
que
dirigió
el
propio
escritor
y
será
exhibido
con
entrada
gratuita
el
martes
23
de
abril
a
las
18,30
en
la
Biblioteca
Nacional.

Iris
en
los
años
’70:
de
izquierda
a
derecha,
Horacio
Gianello,
Gustavo
Santaolalla,
Sergio
Bordarampé
y
Ara
Tokatlian.
Un
momento
único
quedó
reflejado
en
una
de
las
escenas
más
logradas
de
la
película:
Scartuchio
consigue
hacer
a
un
lado
las
rispideces
de
antaño
y
Tokatlian,
Santaolalla
y
Bordarampé
se
unen
por
primera
vez
desde
la
separación
del
grupo
original
para
grabar
una
versión
nada
desdeñable
de
Mañana
campestre,
el
tema
más
escuchado
de
Arco
Iris.
Tokatlian
no
reniega
de
la
súbita
popularidad
alcanzada
por
ese
tema,
que
se
mantiene
fijado
hasta
hoy
en
el
cancionero
de
varias
generaciones,
pero
toma
distancia.

presentación
de
Arco
Iris
en
Rondeman
Abasto,
el
sábado
6
de
abril.
-¿Cómo
reaccionás
ante
el
pedido
recurrente
para
que
cantes
“Mañana…”
en
cada
show
que
ofrecés
en
el
país?
-Pese
a
que
se
trata
de
una
hermosa
canción
folk
que
compuso
Gustavo
con
una
genial
melodía
contagiosa,
no
suelo
cantarla
en
mis
presentaciones.
Marcó
una
época
y
se
transformó
en
una
especie
de
himno
de
la
juventud
de
los
años
’70.
Hoy
es
un
clásico
indiscutible,
aunque
es
muy
distinto
a
cualquier
tema
de
Arco
Iris
de
todas
las
épocas.
En
el
repertorio
actual,
los
momentos
más
fuertes
pasan
por
Blues
de
Dana,
Veo
la
luz
y
Pipas
de
la
paz.

Tokatlian
con
su
flauta
traversa
en
Rondeman
Abasto.
-¿Qué
queda
entonces
de
aquél
Arco
Iris
primigenio
en
la
propuesta
actual?
-Esos
tiempos
lejanos
y
el
presente
-que
yo
llamo
“Etapa
II”
o
“Etapa
Estados
Unidos”-
mantienen
en
común
la
propuesta
seria,
buenos
arreglos
musicales
y,
sobre
todo,
la
idea
de
expresar
emoción
para
pensar
en
algo
más
profundo.
Antes,
eso
se
intentaba
más
a
través
de
canciones
con
letras
e
inspiradas
armonías
vocales.
Hoy
es
eminentemente
instrumental,
algo
a
lo
que
siempre
me
incliné
por
mi
acercamiento
al
jazz,
sea
jazz
rock,
fusión
o
moderno.
-¿Cómo
está
resultando
el
reencuentro
de
Arco
Iris
con
sus
seguidores
en
esta
visita
al
país?
-Estoy
gratamente
sorprendido,
sobre
todo
por
el
estallido
de
entusiasmo
de
los
veinteañeros
y
los
de
30
y
pico
al
final
de
cada
tema.
Me
dije
“¡Wow!”
al
notar
la
espontánea
reacción
de
esas
200
personas
apretujadas
en
Rondeman
Abasto.
También
fue
muy
gratificante
el
gran
apoyo
que
le
brindaron
a
mi
hijo
“Arita”
cada
vez
que
hacía
un
sólo
o
se
largaba
a
cantar.
Al
final
del
show,
mucha
gente
hizo
fila
para
sacarse
una
foto,
contarme
anécdotas
de
recitales
de
décadas
atrás
o
pedirme
que
les
autografiara
viejos
cd,
afiches
o
discos.
Mejor
imposible.
Ahora
se
suma
Arita
Mientras
tanto,
Arita
-el
heredero
de
la
leyenda
viviente-
ya
muestra
sus
credenciales
a
los
18
años.
“El
saxo
alto
es
su
especialidad.
Además
canta
mucho
mejor
que
yo
y
compone
temas
de
pop,
rock,
instrumental,
jazz,
fusión,
lo
que
le
pidas.
Su
aporte
es
inmenso
para
volver
a
conectar
con
el
primer
estilo
de
Arco
Iris”,
elogia
Tokatlian
padre,
sin
rodeos,
al
novato
de
la
banda.
La
esencia
armenia
que
arrastra
Ara
desde
el
primer
instante
de
sus
73
años
sale
a
la
luz
cuando
invita
a
compartir
un
“surdj”
(café)
con
borra,
revela
su
ilusión
de
conocer
la
tierra
ancestral
enmarcada
por
el
monte
Ararat
o
incluso
a
la
hora
de
interpretar
su
Chacarera
dance,
en
uno
de
cuyos
tramos
reconoce
la
influencia
del
compositor
Aram
Khachaturian.”Es
algo
muy
sutil”,
aclara
para
el
oído
de
los
neófitos.

Tokatlian
junto
a
Dannais
«Dana»
Wyinnica,
la
«líder
espiritual»
de
Arco
Iris,
que
falleció
en
Tijuana,
México,
en
2003.
-¿Con
qué
expectativa
encarás
la
presentación
en
Bariloche?
¿hay
grandes
diferencias
entre
el
público
del
Interior
y
el
de
Buenos
Aires?
-Es
probable
que
sean
diferentes,
pero
en
el
caso
de
Bariloche
lo
considero
“Interior”
sólo
por
su
paisaje
natural
de
bosque,
lago
y
montañas.
La
gente
es
mayoritariamente
urbana,
incluso
muchos
son
porteños
que
se
radicaron
allá.
De
todas
maneras,
el
ambiente
social
y
cultural
que
se
respira
en
el
prestigioso
Camping
Musical
es
maravilloso.
Es
un
privilegio
tocar
en
ese
escenario
clásico.

del
disco
«Tiempo
de
resurrección»,
grabado
por
Arco
Iris
en
1972.
Por
un
momento,
Ara
le
da
un
respiro
a
la
flauta
traversa
y
se
apresta
a
seguir
el
ensayo
con
el
clarinete.
Pero
prefiere
hacer
una
pausa
hasta
que
el
saxo
alto
de
su
hijo
despida
el
último
acorde
de
Gob,
tema
esencial
del
disco
Los
elementales,
que
grabaron
los
históricos
Arco
Iris
en
1977.
La
melodía
in
crescendo
parece
revivir
esa
lejana
época
de
misticismo
hippie,
vida
comunitaria
y
vegetarianismo
que,
al
menos
por
un
rato,
conecta
sin
tensiones
con
el
presente.