Y
vosotros
tampoco
lo
habíais
visto
así,
no
lo
neguéis.
Pixar
es
para
ponerle
atención
No
fueron
pocos
los
que
se
preguntaron,
al
ver
Up
por
primera
vez,
cómo
era
posible
que
Muntz,
varios
años
más
mayor
que
Carl,
aparente
ser
muchísimo
más
joven.
Y,
realmente…
había
una
subtrama
que
lo
explicaba
todo
(el
pájaro
ponía
huevos
que
daban
juventud
infinita),
pero
en
Pixar
decidieron
que
no
aportaba
nada
realmente,
distraía
al
espectador
y,
al
fin
y
al
cabo,
la
gente
perdonaría
esta
pequeña
inconsistencia.
Estaban
en
lo
cierto:
al
hablar
de
Up
se
habla
de
la
casa,
del
inicio,
de
Dug
y
de
la
aventura,
pero
nunca
de
este
error,
en
el
fondo,
gravísimo.
Ventajas
de
ser
el
estudio
de
animación
más
querido
del
mundo.
La
casa
en
la
que
pasaban…
eh…
cosas
¿Cómo
no
vas
a
perdonar
cualquier
inconsistencia
en
una
película
que
te
regala
una
primera
escena
como
esa?
En
un
principio,
en
Pixar
pensaron
que
sería
más
emotivo
mostrarlo
como
si
fueran
películas
caseras
al
estilo
Polaroid,
y
Pete
Docter
estuvo
más
o
menos
de
acuerdo:
al
fin
y
al
cabo,
tenía
que
hacer
que
la
audiencia
quisiera
a
los
personajes
desde
el
primer
minuto
porque,
si
no,
nada
de
lo
que
estaba
a
continuación
iba
a
funcionar.
Y
se
permitieron,
entre
lágrima
y
lágrima…
jugar
un
poquitín
con
el
público.
Probablemente
te
sepas
la
secuencia
de
memoria,
salvo
esos
momentos
donde
el
llanto
te
haya
impedido
ver
lo
que
ocurre,
pero
hay
un
momento
que
es
posible
que
se
te
haya
pasado
por
alto:
cuando
Carl
y
Ellie,
recién
casados,
están
haciendo
su
casa,
poniendo
clavos
y
serrando
madera.
Efectivamente,
dos
alegorías
sexuales
para
hacernos
una
idea
de
que
la
noche
de
bodas
no
la
pasaron
precisamente
inflando
globos.
Up
es
tan
buena
que
pasará
a
la
historia
como
uno
de
los
tres
títulos
(hasta
ahora,
por
lo
menos)
que
ha
conseguido
una
nominación
al
Óscar
a
mejor
película,
después
de
La
bella
y
la
bestia
y
antes
de
Toy
Story
3.
Y
ahora
sí,
te
dejo
libre
para
volver
a
ver
la
escena
y
llorar
a
gustísimo.