Supuestamente,
las
nominaciones
a
los
Óscar
deberían
dar
interés
por
ver
esas
películas
que
ni
siquiera
te
suenan
o
que
han
tenido
una
distribución
más
pobre.
En
su
lugar,
desde
la
invención
de
las
redes
sociales,
la
gente
se
encierra
en
una
pelea
absurda
basada
en “Más
vale
que
gane
la
que
he
visto
yo”
y
“Espero
que
no
gane
una
que
no
he
visto
pero
me
han
dicho
que
es
mala”.
Pero,
mientras
que
en
años
anteriores
estaba
más
o
menos
claro
el
camino
hacia
la
victoria
de
películas
como
‘Nomadland’,
‘El
poder
del
perro’
(que
fue
vencida
por
‘CODA’
en
un
giro
inesperado
e
injusto)
u
‘Oppenheimer’,
este
año
nadie
tiene
la
más
lejana
idea
de
lo
que
va
a
ocurrir
(y
quien
diga
que
sí,
miente).
Y
por
eso
es
tan
emocionante.
Defying
Oscarity
Normalmente,
la
temporada
de
premios
te
da
pistas
en
torno
a
lo
que
va
a
pasar
en
la
gala
de
los
Óscar,
pero
este
año
se
ha
diversificado
tanto
que
es
difícil
averiguar
si
‘Emilia
Pérez’,
‘The
Brutalist’
o
‘Anora’
se
llevarán
el
premio
grande.
Hay
quien
dice
que
podría
haber
una
sorpresa
y
que
‘La
Sustancia’
o
‘Wicked’
se
llevaran
el
gato
al
agua,
y
quien
cree
que
se
podría
llegar
a
una
solución
de
consenso
que
no
molestara
a
nadie.
O
sea,
‘Cónclave’.
Lo
que
está
claro
es
que
las
votaciones
de
este
año
van
a
ir
mucho
más
ajustadas
de
lo
que
se
creía
hace
unos
meses.
En
la
prensa
estadounidense
se
nos
aseguró
por
activa
y
por
pasiva
que
la
gran
favorita
y
la
rival
a
batir
era ‘Anora’,
pero
el
tiempo
la
ha
ido
poco
a
poco
relegando
a
un
segundo
puesto
(a
priori),
por
debajo
de
otras
propuestas
que
sí
se
lo
han
llevado
todo
pero
tienen
otro
tipo
de
hándicaps. ‘Emilia
Pérez’,
por
ejemplo,
tiene
13
nominaciones,
y
a
priori
debería
ganar,
pero
la
reacción
del
público
ha
sido,
siendo
generosos,
fría:
tiene
tantas
polémicas
en
su
haber,
por
parte
de
ambos
extremos
de
la
división
política,
que
darle
el
premio
sería
llevar
la
contraria
a
mucha
gente…
en
una
época
donde
estos
premios
lo
que
buscan
es
todo
lo
contrario:
la
concordia
y
seguir
siendo
relevantes
a
la
desesperada.
En
el
otro
lado
tenemos
a ‘The
Brutalist’,
que
es
la
niña
mimada
de
la
crítica,
pero
realmente
el
público
general
no
sabe
de
su
existencia.
Lo
creáis
o
no,
y
por
mucho
que
haya
ganado
premios
desde
Venecia
hasta
ahora,
una
película
de
tres
horas
y
media
sobre
la
vida
de
un
arquitecto
judío,
sin
importar
lo
buena
que
sea,
no
mueve
a
las
masas.
Darle
el
gran
premio
es
más
arriesgado
que
otorgárselo
a
una
película
polemica:
es
dárselo
a
una
película
desconocida,
que
hará
que
el
público
perciba
los
premios
como “elitistas”
y
bajen
la
audiencia
del
año
siguiente.
Y
entonces,
¿qué?
The
winner
takes
it
all
Enfrente
tienen
otra
opción
más
simple
pero
muy
efectiva:
tirar
por
el
blockbuster
de
calidad. ‘Wicked’,
‘Dune
2’
y,
en
menor
medida, ‘La
sustancia’
y ‘Cónclave’
han
sido
bombazos
no
solo
en
taquilla,
sino
también
en
redes
sociales,
donde
se
han
convertido
en
películas
populares
e
icónicas,
lo
que
en
2025
se
traduce
en
memes
constantes.
No
para
reírse
de
ellas
(como
ocurre
con ‘Emilia
Pérez’)
sino
para
celebrar
su
existencia.
Y
al
fin
y
al
cabo,
¿qué
son
los
Óscar
sino
una
manera
de
celebrar
el
cine?
![Niminaciones](http://laboulayenoticias.com/wp-content/uploads/2025/01/por-primera-vez-en-mucho-tiempo-no-se-que-pelicula-va-a-ganar-los-oscars-pero-esto-lo-hace-muchisimo-mas-emocionante-1.jpg)
Me
encantaría
terminar
este
post
llegando
a
una
conclusión,
dando
una
guía
y
asegurando
quién
tiene
más
posibilidades
de
llevarse
el
gato
al
agua,
pero
sería
una
boutade.
De
hecho,
cualquiera
que
asegure
fehacientemente
que
va
a
ganar
una
u
otra,
por
experto
que
sea
en
los
Óscar,
se
está
tirando
un
triple
este
año.
Más
allá
del
par
de
películas
que
con
la
nominación
ya
tienen
premio
suficiente
(‘Aún
estoy
aquí’, ‘Nickel
Boys’)
todo
puede
pasar.
Incluso
que
la
Academia
caiga
en
su
lado
más
clásico
y
le
de
el
premio
a ‘A
Complete
Unknown’,
que
parece
manufacturada
para
ganar
el
premio:
un
biopic
musical
con
un
actor
popular
que
se
ha
metamorfoseado
con
el
personaje.
Tampoco
le
extrañaría
a
nadie,
a
pesar
de
haber
sobrevolado
la
temporada
de
premios
sin
llevarse
absolutamente
nada.
Es
posible
que
termines
de
leer
esto
con
más
dudas
que
antes,
y
es
normal.
Algunos
dicen
que
las
películas
que
compiten
este
año
son
peores
que
en
los
últimos
años
-como
si
se
nos
hubieran
olvidado
películas
inferiores
como
‘Maestro’,
‘Ellas
hablan’,
‘Avatar:
el
sentido
del
agua’,
‘El
método
Williams’,
‘El
callejón
de
las
almas
perdidas’
o
la
misma ‘Coda’-,
pero
no
creo
que
sea
eso
lo
que
está
pasando
para
explicar
esta
indefinición.
Los
Óscar
llevan
varias
ceremonias
buscando
su
nuevo
camino,
invitando
a
votantes
extranjeros,
tratando
de
compaginar
la
calidad
con
el
éxito,
buscando
nuevas
formas
de
mantener
una
industria
en
decadencia
-o
sea,
el
cine-
relevante.
Los
Óscar
no
saben
(aún)
qué
tipo
de
premios
quieren
ser
en
este
nuevo
mundo:
los
que
se
atreven
a
premiar
locuras
como
‘Todo
a
la
vez
en
todas
partes’,
los
críticos
(flojitos)
con
el
sistema
que
le
dieron
la
estatuílla
a ‘Nomadland’,
los
que
se
pirran
por “feel-good”
movies
como ‘CODA’
o
los
serios
que
premian
la
calidad
de
dramas
adultos
del
nivel
de
‘Oppenheimer’.
Quizá
todas
a
la
vez.
Y
quizá
por
eso
es
tan
difícil
saber
si
este
año
se
van
a
decantar
por
una
obra
seria
e
ignorada
por
el
público
con
intenciones
de
definir
el
siglo
XXI
o
por
un
musical
que
ha
vuelto
loco
a
TikTok.
¿O
quizá
por
otro
musical
repleto
de
polémica?
Dicen
en
los
mentideros
de
la
industria
que,
ante
la
duda,
lo
suyo
sería
dar
el
premio
a
una
película
con
la
que
todas
las
facciones
de
la
Academia
estuvieran
de
acuerdo,
aún
sin
ser
necesariamente
su
primera
opción.
Es
decir, ‘Cónclave’:
un
drama
adulto
que
ha
recibido
el
abrazo
del
público,
se
ha
hecho
viral
y
ha
funcionado
en
taquilla.
Quién
sabe.
Lo
único
que
está
claro,
hoy
por
hoy,
es
que,
salvo
goleada
clara
el
3
de
marzo,
todos
vamos
a
dudar
hasta
el
último
minuto
de
ceremonia.
Y
hacía
tiempo
que
eso
no
pasaba.
En
Espinof
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