Algo
que
muchos
suelen
echar
en
cara
a
WWE
y
otras
compañías
de
wrestling
es
que
es
algo
falso,
quitando
por
el
camino
cualquier
tipo
de
valor
que
pueda
tener
este
entretenimiento
deportivo.
Eso
es
algo
que
quizá
pudo
tener
sentido
hace
muchos
años,
especialmente
cuando
todo
el
mundo
empezó
a
asimilar
que
los
resultados
de
cada
combate
quedaban
establecidos
de
antemano,
pero
ahora
mismo
es
un
argumento
totalmente
vacío,
y
la
visita
de
Smackdown
a
España
este
viernes
14
de
marzo
de
la
mano
de
Netflix
ha
sido
una
nueva
demostración
de
ello.
No
quiero
recurrir
a
las
comparaciones
fácil
entre
estos
shows
y
una
serie
de
televisión,
ya
que
lo
que
durante
muchos
años
conocimos
en
España
bajo
el
nombre
de
‘Pressing
Catch’
es
algo
sencillamente
único.
Sí,
hay
otras
compañías
que
han
hecho
cosas
parecidas
a
WWE
a
lo
largo
de
los
años,
pero
no
hay
ninguna
que
haya
llegado
a
replicar
de
forma
consistente
y
continuada
lo
que
ofrecen
al
público.
LAS
10
MEJORES
SERIES
DE
LA
DÉCADA
(2010-2019)
Un
show
inolvidable

Por
mi
parte
ya
había
acudido
a
un
par
de
shows
celebrados
en
Madrid
hace
bastantes
años
-recuerdo
con
especial
cariño
la
entrada
del
ya
tristemente
fallecido
Bray
Wyatt
en
Movistar
Arena-,
quedando
bastante
satisfecho
con
la
experiencia.
Pero
lo
de
esta
noche
es
algo
que
no
ha
sido
histórico
solamente
por
la
gran
curiosidad
de
que
se
trata
del
primer
episodio
de
Smackdown,
un
show
que
lleva
emitiéndose
de
forma
ininterrumpida
desde
1999,
que
tiene
lugar
en
España.
Ha
tenido
una
energía
especial,
y
vivirlo
en
primero
fila
ha
sido
sencillamente
irrepetible.
Por
lo
pronto,
el
público
ha
mostrado
una
entrega
especial
desde
ese
inicio
en
el
que
LA
Knight
ha
tardado
un
rato
en
poder
empezar
a
hablar.
Puede
parecer
un
detalle
que
se
da
por
sentado,
pero
no
son
pocos
los
programas
de
WWE
con
unos
espectadores
tan
apáticos
que
acaban
amargando
la
experiencia
e
incluso
pueden
hacer
que
varios
episodios
simplemente
sean
insoportables
de
ver.
Y
es
que
tres
horas
de
gente
peleándose
por
motivos
tan
aleatorios
que
muchas
veces
parecen
guiones
sacados
de
un
culebrón
es
algo
que
requiere
que
ambas
partes
aporten.
También
la
propia
WWE
también
ha
realizado
un
esfuerzo
especial
al
hacer
que
Axiom,
el
luchador
español
que
actualmente
es
uno
de
los
campeones
por
parejas
de
Nxt,
tuviese
aquí
su “debut”
en
el
main
roster
-las
comillas
van
porque
ya
tuvo
otro
combate
en
noviembre
de
2023
contra
Dragon
Lee-.
En
otra
situación
podría
haber
sido
un
mero
combate
para
quedar
bien
con
el
público,
pero
además
de
darle
espacio
tanto
a
él
como
a
Gunther
para
lucirse,
a
su
vez
se
ha
sentido
un
poco
como
gran
colofón
para
la
fiesta
en
la
que
se
había
convertido
la
velada.

Los
cánticos
han
sido
una
constante,
desde
los
que
eran
una
invitación
a
la
pura
fiesta
hasta
otros
de
apoyo
o
incluso
insulto
a
los
luchadores
–Solo
Sikoa
ha
sido
el
que
peor
parado
ha
salido-,
también
ha
habido
curiosidades
como
la
presencia
del
futbolista
Lamine
Yamal
o
grandes
celebraciones
como
el
hecho
de
que
muchos
hayamos
podido
ver
hoy
por
primera
vez
en
vivo
a
Randy
Orton.
Un
villano
muy
odiado
hace
no
tanto
que
ahora
es
una
leyenda
viva
del
ring,
algo
que
todo
el
mundo
supo
apreciar.
Dicho
todo
esto,
es
probable
que
para
muchos
siga
siendo
incomprensible
que
haya
tanta
gente
que
conecte
de
esa
forma
con
estos
luchadores “de
mentira”,
pero
es
que
al
final
acaba
siendo
un
enorme
show.
Por
supuesto
que
no
es
para
todo
el
mundo
y
que
habrá
gente
que
en
ningún
caso
se
deje
llevar,
pero
hay
que
estar
para
ahí
para
realmente
verte
ahí
abucheando
y
aplaudiendo
como
un
loco
algo
que
en
cualquier
otro
escenario
jamás
te
llevaría
a
reaccionar
así.
Es
especial,
y
ahora
la
duda
está
en
saber
si
será
la
primera
llama
para
un
nuevo
boom
del
wrestling
en
nuestro
país.
Ojalá.
Imágenes:
WWE