Los
fans
de
los
héroes
en
el
cine
saben
que
es
muy
difícil
el
poder
olvidar
el
rostro
de
aquellos
actores
que
dieron
vida
en
la
gran
pantalla
a
sus
ídolos
de
los
cómics,
sin
embargo,
como
una
vez
escuché
decir
a
un
actor
de
teatro, “lo
único
que
está
en
continuación
es
el
vestuario”,
por
lo
que,
ante
cualquier
circunstancia,
todos
los
actores
son
reemplazables,
y
de
eso
sabe
muy
bien
el
querido
intérprete
de ‘Spider-Man‘.
Durante
el
rodaje
de ‘Seabiscuit’,
el
actor
Tobey
Maguire
sufrió
una
lesión
de
espalda
que,
según
él,
le
impediría
realizar
algunas
de
las
escenas
de
acción
más
exigentes
planeadas
para
la
segunda
parte
de ‘Spider-Man‘,
interrumpiendo
así
el
contrato
que
había
planeado
con
Universal
para
tres
películas
enfundado
en
el
traje
rojo
del
súper
héroe.
Ante
la
preocupación
de
si
Maguire
podría
continuar,
su
equipo
envió
a
un
neurocirujano
a
negociar
con
el
director
Sam
Raimi
y
la
productora
Laura
Ziskin
en
lugar
de
que
él
fuera
en
persona,
lo
que
levantó
sospechas
en
Sony
sobre
si
esto
era
una
estrategia
para
exigir
más
dinero
por
continuar
con
el
papel.
Por
esta
razón,
Sony
no
se
anduvo
con
bromas
y
comenzó
a
buscar
sustitutos.
Uno
de
los
nombres
que
salió
a
la
palestra
fue
el
de
Jake
Gyllenhaal,
a
quien
Raimi
ya
había
visto
en ‘The
Good
Girl’
y
quien
le
parecía
el
más
indicado
por
una
razón:
se
parecía
físicamente
a
Maguire,
hasta
el
punto
que
incluso
comentó: “Dentro
de
un
año,
¿el
público
notaría
la
diferencia?”.
Y,
en
efecto,
el
propio
Gyllenhaal
confirmó
años
después: “Hubo
rumores…
yo
era
uno
de
los
candidatos”.
Otro
gran
obstáculo:
el
amor
tras
las
cámaras
Mientras
se
daban
las
negociaciones
para
el
regreso
de
Tobey,
para
el
director
había
otro
obstáculo
en
el
camino:
durante
una
visita
a
Sídney,
confesó
que
le
preocupaba
la
química
de
la
pareja
después
de
que
terminaran
un
romance
clandestino
fuera
de
la
pantalla.
“La
verdad
es
que
me
preocupaba
un
poco”,
dijo
Raimi. “Creo
que
empezaron
a
salir
a
la
mitad
de
la
primera
película,
aunque
yo
no
me
enteré
en
ese
momento,
pero
definitivamente
ya
no
estaban
juntos
antes
de
la
segunda.
Me
inquieta
que
no
pudieran
recuperar
esa
misma
conexión”.
Aquí
es
donde
entra
el
giro
inesperado:
Ronald
Meyer,
entonces
vicepresidente
de
Universal,
intervino
directamente
con
Sony
en
nombre
de
Tobey
para
que
continuara
en
la
película,
argumentando
que
mantener
a
Maguire
era
vital
para
su
carrera
y
para
la
imagen
del
estudio.
Lo
curioso
es
que,
dos
años
después
del
lanzamiento
de
la
película,
Tobey
se
casó
con
la
hija
de
Ronald,
Jennifer
Meyer,
una
diseñadora
de
joyas
con
quien
estuvo
en
matrimonio
por
casi
diez
años.
Sobre
cómo
Maguire
retomó
su
papel,
el
actor
pasó
pruebas
médicas,
pidió
disculpas
(“Estoy
dispuesto
a
hacer
lo
que
sea”,
confesó)
y
aceptó
una
revisión
completa
para
demostrar
que
podía
con
el
papel.
Al
final,
Sony
no
sólo
le
permitió
volver,
sino
que
lo
recompensó
con
un
salario
de
17
millones
de
dólares,
un
aumento
impresionante
respecto
al
primer
filme
y
que
a
su
co-protagonista,
Kirsten
Dunst
le
parecía ‘de
una
disparidad
extrema‘.
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