Sabemos
que,
cuando
de
cine
de
terror
se
trata,
los
directores
y
creadores
del
género
tienen
técnicas
y
trucos
que
aplican
para
hacer
que
sus
películas
tengan
un
efecto
más
potente
en
la
industria,
y
sin
duda
alguna,
el
sonido
es
uno
de
los
grandes
aliados
de
los
expertos
en
la
materia,
tanto,
que
incluso
(se
podría
decir)
hay
una
ciencia
alrededor
de
ello,
sin
embargo,
pocas
veces
los
sonidos
o
la
música
han
sido
tan
relevantes
como
la
vez
en
la
que
salvó
a
un
clásico
del
terror
de
que
los
ejecutivos
la
desecharan.
En
1978, ‘Halloween‘
de
John
Carpenter
fue
presentada
a
una
joven
ejecutiva
de
la
20th
Century-Fox,
sin
embargo,
la
versión
del
director
carecía
por
completo
de
música
y
efectos
de
audio,
fue
entonces
que
la
reacción
de
aquella
mujer
le
dijo
todo:
tenía
que
salvar
su
tercer
largometraje
y
primera
cinta
de
terror
agregándole
música.
Sin
embargo,
el
reto
no
sería
nada
fácil:
después
de
tres
semanas
de
preproducción
y
veinte
días
de
fotografía
principal,
Carpenter
se
vio
presionado
a
agregarle
música
a
su
película,
por
lo
que,
con
recursos
limitados,
solo
disponía
de
tres
días
para
crear
una
atmósfera
sonora
que
insuflara
vida
a
la
película.
Fue
entonces
que
no
lo
pensó
dos
veces: “Había
compuesto
e
interpretado
muchas
de
las
partituras
de
mis
películas
de
estudiante.
Así
que
era
el
más
rápido
y
el
más
barato
que
podía
conseguir“,
por
lo
que,
con
Bernard
Herrmann
y
Ennio
Morricone
como
inspiración,
comenzó
a
crear
la
banda
sonora
de
la
cinta.
Una
composición ‘a
ciegas’
Carpenter
trabajó
en
el
estudio
Sound
Arts
en
Los
Ángeles,
improvisando
temáticas
y
sonidos
sin
ver
el
metraje
completo:
grabó “cinco
o
seis
temas”
y
posteriormente
los
fue
insertando
en
lugares
estratégicos
de
la
película
con
una
técnica
que
él
llamó
como “doble
ciego”,
lo
que
significa
que
la
música
se
componía
e
interpretaba
en
su
estudio
por
separado,
sin
referencia
visual
ni
sincronización
con
la
imagen.
La
partitura
de
la
banda
sonora
se
soporta
en
una
melodía
que
produce
una
cadencia
irregular,
inquietante
y
asimétrica
que
crea
una
sensación
de
desequilibrio
que
mantiene
al
espectador
en
vilo
gracias
a
una
instrumentación
minimalista,
con
capas
de
sintetizador,
modos
disonantes
y
estructuras
repetitivas
que
reforzó
el
suspenso
emocional.
Gracias
a
la
banda
sonora
compuesta
en
aquel
breve
periodo,
la
película
dejó
de
ser
plana
para
convertirse
en
una
experiencia
perturbadora.
La
ejecutiva,
que
después
pasó
a
trabajar
para
MGM,
inicialmente
la
encontraba
poco
aterradora,
pero
tras
escuchar
la
música,
cambió
de
opinión: “mi
plan
de
salvarla
con
música
parece
haber
funcionado”,
compartió
el
director
(y
también
compositor)
en
su
sitio
web.
Foto
de
IMDB













