Si
creías
que
en
Bitelchús
ya
da
bastante
mal
rollo
que
el
personaje
de
Michael
Keaton
quiera
casarse
con
Lydia,
quizá
te
interese
saber
que
en
el
guion
original
era
peor,
porque
solo
quería
tener
sexo
con
ella.
Es
más:
en
un
principio
el
personaje
era
un
demonio
alado
que
se
hace
pasar
por
un
hombre
del
Oriente
Medio
y
la
comedia
dejaba
paso
a
la
oscuridad,
convirtiéndose
en
una
película
de
aventuras
oscura
y
fantasmal.
Por
suerte,
poco
a
poco
lo
fueron
puliendo
hasta
llegar
a
la
película
que
conocemos
ahora,
con
el
fantasma
que
a
todos
pasma
a
la
cabeza.
Todo
está
en
los
detalles
De
hecho,
cuando
el
co-creador
y
productor
Larry
Wilson
le
enseñó
el
guion
a
un
directivo
de
Universal,
este
acabó
reuniéndose
con
él,
pero
no
para
felicitarle
y
decirle
que
lo
había
hecho
muy
bien,
sino
para
preguntarle
“¿Qué
estás
haciendo
con
tu
vida?”.
De
hecho,
le
dijo
que
tenía
buen
gusto
y
que
se
estaba
convirtiendo
en
un
ejecutivo
magnífico
y
que
no
merecía
la
pena
dejarlo
todo “por
este
trozo
de
mierda”.
Pero
por
supuesto
que
mereció
la
pena.
Y
Tim
Burton
se
preocupó
de
cuidar
incluso
los
pequeños
detalles
de
ese “trozo
de
mierda”.
Un
ejemplo
perfecto
está
en
una
escena
donde
Delia
se
pone
a
cocinar.
Si
te
fijas
bien,
sus
pantalones
son…
¡El
jersey
de
Charles
al
revés!
Al
fin
y
al
cabo,
reutilizar
cosas
forma
parte
de
su
personalidad
como
artista,
y
el
director
se
dio
cuenta
desde
el
principio.
Al
final,
la
cosa
funcionó
tan
bien
que
Catherine
O’Hara
volvió
para
Bitelchús
Bitelchús,
aunque
en
este
caso
no
estaba
acompañada
por
Jeffrey
Jones
después
de
que
en
2003
se
descubriera
que
pidió
fotos
desnuda
a
una
menor
y
desde
entonces
haya
roto
varias
veces
su
estado
como
delincuente
sexual.
Y
bien
que
hacen
matándole
nada
más
empezar
la
película,
la
verdad.