Se
trata
de
la
relación
de
ambos
con
sus
perros
y
la
historia
refrendada
por
allegados
a
Yañez
puede
derribar
una
de
las
últimas
banderas
que
Fernández
mantenía
en
pie:

su
amor
por
los
animales
.
Confirmaría,
además,
por
cómo
ella
tuvo
que
desprenderse
de
su
mascota,
la
historia
del

maltratos
y
desprecios

que
están
en
la
causa
judicial.

Cuando
Alberto
y
Fabiola
comenzaron
su
relación,
ella
ya
tenía
un
perro
de
raza
pomeranie
llamado
Calabaza.
Pero
a
él
no
le
gustaba
porque
prefería
un
perro
de
raza
grande.
Y
según
cuentan,
fue
la
propia
Fabiola
quien
le
trajo
al
collie
Dylan
de
un
viaje
a
Misiones.

El
problema
fue
cuando
en
2016
la
pareja
decidió
convivir
en
el
departamento
de
Puerto
Madero,
propiedad
de
Enrique
Albistur.
Al
parecer
Dylan
no
se
llevaba
bien
con
Calabaza
y
el
collie
con
su
boca
más
grande
“babeaba”
a
la
pequeña
pomeranie.

Por
entonces,
Fabiola
mudó
a
su
perro
a
la
casa
de
su
madre.
Pensó
en
el
reencuentro
cuando
en
2019
llegó
la
mudanza
a
la
Quinta
de
Olivos
con
espacio
para
más
perros.
Había
lugar,
pero
Fernández
ya
no
quiso
saber
nada.

“Es
perro
de
puta”,
le
dijo
despectivamente

a
Fabiola
sobre
Calabaza
que
con
el
tiempo
tuvo
que
ser
regalada.

Eso
sí,
ya
con
Alberto
presidente
Dylan
se
convirtió
en
estrella
con
redes
sociales
propias
y
participación
en
spots
del
propio
Fernández.
Y
más
allá
de
que
Fabiola
tuvo
que
resignarse
a
entregar
a
su
mascota,
a
Dylan
se
le
sumó
su
hijo
Prócer
que
había
nacido
en
Puerto
Madero
cuando
no
había
espacio
y
lo
encontró
en
Olivos.
Más
tarde
se
sumó
Blue,
otro
cachorro
del
collie.

Y
como
para
que
quedara
claro
que
el
problema
era
Calabaza,
Alberto
Fernández
presentó
en
redes
a
la
oveja
Argentina,
una
nueva
mascota
para
la
Quinta
de
Olivos.
Lo
hizo
mostrando
lo
bien
que
se
llevaba
con
Dylan.


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