La
década
de
los
setentas
y
los
ochentas
en
la
televisión
mexicana
se
puede
resumir
en
la
carrera
y
rostro
de
una
sola
actriz:
Verónica
Castro,
la
despampanante
protagonista
de
mirada
hipnotizante
y
cabellera
excepcional
no
sólo
haría
historia
al
protagonizar
éxitos
como ‘Rosa
Salvaje’,
sino
que
su
imagen
también
sería
reconocida
del
otro
lado
del
mundo,
al
ser
una
de
sus
telenovelas
de
las
primeras
en
transmitirse
en
las
cadenas
de
televisión
de
la
URSS.
A
finales
de
la
década
de
1980,
la
Unión
Soviética
experimentó
una
apertura
cultural
sin
precedentes,
permitiendo
la
entrada
de
producciones
extranjeras
que
impactaron
profundamente
a
su
sociedad.
Entre
estas,
destacó
la
telenovela
mexicana ‘Los
ricos
también
lloran‘,
que
se
convirtió
en
un
fenómeno
televisivo
y
cultural
en
el
país.
Producida
por
Televisa
en
1979
y
protagonizada
por
Verónica
Castro
y
Rogelio
Guerra, ‘Los
ricos
también
lloran’
narra
la
historia
de
Mariana,
una
joven
humilde
que
enfrenta
diversas
adversidades
en
su
camino
hacia
el
amor
y
la
prosperidad.
Aunque
la
telenovela
se
estrenó
en
México
una
década
antes,
no
fue
sino
hasta
1991
que
llegó
a
las
pantallas
soviéticas,
en
un
momento
de
transformación
política
y
social
marcado
por
la
Perestroika
y
la
apertura
hacia
influencias
occidentales.
La
primera
proyección
de
prueba
se
realizó
desde
el
18
de
noviembre
de
1991
durante
cuatro
días:
se
proyectaron
cada
día
dos
episodios,
uno
por
la
tarde
y
otro
por
la
mañana.
Luego
de
esto,
la
transmisión
fue
interrumpida,
ya
que
la
dirección
del
canal
consideró
que
la
serie
no
sería
un
éxito
entre
los
espectadores.
Sin
embargo,
hubo
peticiones
masivas
de
los
espectadores
para
que
la
serie
regresara,
y
el
programa
se
reanudó
el
21
de
diciembre,
inicialmente
durante
el
día
los
sábados
y
domingos,
pero
a
partir
de
junio
de
1992,
en
las
tardes
de
martes
a
jueves
con
una
repetición
matutina
al
día
siguiente
dando
un
total
de
243
episodios
emitidos
de
20
minutos
cada
uno.
El
éxito
del
drama
mexicano
El
éxito
de
la
telenovela
en
la
URSS
fue
arrollador.
Se
estima
que
alrededor
de
200
millones
de
soviéticos
siguieron
con
fervor
las
peripecias
de
Mariana
y
Luis
Alberto,
los
protagonistas
de
la
historia,
un
fenómeno
televisivo
que
no
sólo
capturó
la
atención
de
las
audiencias,
sino
que
también
influyó
en
la
cultura
popular
soviética.
Pero
eso
no
fue
todo,
al
enterarse
de
la
gran
popularidad
de
la
telenovela,
la
misma
actriz
viajó
a
Rusia
para
una
visita
especial,
siendo
recibida
por
el
jefe
de
Ostankino,
Yegor
Yakovlev
en
algo
que
el
periodista
y
crítico
de
cine
y
televisión
Yuri
Bogomolov
comentó
que “no
es
simplemente
triunfal:
la
ficticia
Marianne
ya
aparece
en
las
encuestas
de
opinión:
su
nombre
aparece
junto
a
los
nombres
de
verdaderos
políticos
cuando
le
preguntas
a
un
hombre
de
la
calle
en
quién
confía
más”.
El
éxito
de
las
telenovelas
latinoamericanas
(como
lo
fue
también ‘La
esclava
Isaura’
de
1976)
determinó
la
moda
televisiva
rusa
durante
varios
años.
Como
dijo
el
productor
Pavel
Korchagin
en
su
momento,
en
el
mercado
televisivo
no
había
confianza
en
que “las
series
rusas
pudieran
competir
con
telenovelas
latinoamericanas,
había
muchas
dudas”.
La
emisión
de ‘Los
ricos
también
lloran’
en
la
Unión
Soviética
no
solo
marcó
un
hito
en
la
historia
de
la
televisión,
sino
que
también
simbolizó
un
puente
cultural
entre
dos
mundos
previamente
aislados,
evidenciando
como
las
buenas
historias
pueden
trascender
fronteras
y
resonar
en
diversas
culturas,
enriqueciendo
el
tejido
social
de
las
naciones.
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