Las manifestaciones contra el racismo y la violencia de las fuerzas de seguridad siguen en todo el país.
Al menos medio centenar de personas fueron detenidas en diferentes ciudades de Estados Unidos donde se produjeron protestas contra el presidente Donald Trump y la brutalidad policial.
Los Ángeles, Nueva York, Austin y Richmond fueron escenario de protestas antigubernamentales, aunque la más masiva y violenta se registró en Seattle, donde se produjeron fuertes choques entre la policía, que utilizó gases lacrimógenos y gas pimienta, y los manifestantes.
Los enfrentamientos más fuertes tuvieron lugar en los alrededores de una prisión para jóvenes, donde se prendió fuego a varios remolques estacionados en las calles, durante un fin de semana en el que recrudecieron las concentraciones y protestas luego que Trump anunció el refuerzo de agentes federales en las principales ciudades del país.
“La policía ha realizado 45 detenciones en relación con los disturbios en el distrito este. Un total de 21 agentes sufrieron heridas después de ser golpeados con ladrillos, piedras y otros materiales”, informó la policía de Seattle a través de su cuenta de Twitter, dando cuenta de los resultados de la movilizaciones.
Los disturbios en Seattle, la capital del estado de Washington, en el extremo noroeste del país, estallaron después de que la noche del viernes la policía y agentes federales reprimieran otra protesta en Portland, más al sur.
La ciudad, la mayor del estado de Oregón, es escenario de protestas nocturnas contra el racismo y la brutalidad policial desde hace casi dos meses, tras la muerte a manos de la policía del afroamericano George Floyd en Minnesota.
También el viernes, tres miembros de una milicia negra recibieron heridas leves de armas de fuego en Louisville, Kentucky, en una protesta del movimiento “Black Lives Matter” que clamaba contra la muerte el pasado mes de marzo también a manos de la policía de una mujer negra mientras dormía en su casa.
Las fuerzas de seguridad desplegaron un fuerte dispositivo en esta ciudad para interponerse entre los manifestantes y miembros de una milicia rival de extrema derecha fuertemente armada.