Casi tres meses atrás, Roberto Luis Oste fue noticia por la situación que atravesaba en Ecuador, por entonces uno de los países más críticamente afectados por el Covid-19. En ese país estuvo el exgoleador riocuartense, hoy ayudante técnico del exDT de Talleres Rubén Insúa en la Liga de Portoviejo, equipo ecuatoriano de Primera División. “Lute” estuvo 40 días encerrado en cuarentena un hotel, hasta que lograron volver a la Argentina en un vuelo sanitario, a fines de abril.
Después, por la misma vía, regresó a Ecuador en los primeros días de junio y se instaló nuevamente en Portoviejo. Ya lleva allí un mes preparando a la Liga para el reinicio del torneo, que en principio sería el 24 o 25 del corriente, una vez que el COE central ecuatoriano de su aprobación de acuerdo a la situación epidemiológica del país. Si bien la emergencia sanitaria fue ratificada ese país, la mayoría de sus cantones están en fase de distanciamiento y se han flexibilizado muchas actividades, entre ellas el retorno a las prácticas de los planteles de fútbol bajo un protocolo sanitario similar al que presentó el presidente de Talleres Andrés Fassi, hace ya tres meses.
Pero ahora “el Lute” vuelve a ser materia informativa. Es que este domingo se cumplen 22 años de aquel histórico 5 de julio de 1998, inolvidable para cualquier hincha de la “T”, en el que en el entonces Estadio Córdoba colmado por 35 mil personas, el equipo dirigido por Ricardo Gareca le ganó el clásico, por penales, a Belgrano en la final del Nacional B y logró un infartante ascenso a Primera División.
Esa tarde en la que Oste convirtió ese recordado penal en la primera tanda de un remate, después de que la primera serie terminara igualada y Cristian Binetti estrellara su penal en el travesaño. El día en que las manos del arquero Mario Cuenca también lo transformaran para la posteridad, como a Oste, en un ídolo de la hinchada albiazul. La jornada del “te dimos la vuelta en la cara”, la del “clásico del siglo”, como quedó marcado a partir de entonces.
Esta vez, “el Lute” no podrá festejarlo en Córdoba junto a Juan Faner e hinchas de agrupaciones albiazules con quienes, cada año, repite la escenografía de aquel penal. Lo hizo varias veces en barrio Jardín o en el Patio Olmos, pero la distancia se lo impedirá ahora.
En una larga charla con Mundo D, Oste, desde Ecuador, no sólo recordó las sensaciones de ese día histórico, que lo dejó marcado para siempre. También se refirió a cómo se está viviendo la paulatina vuelta al fútbol en ese país, el deseo unánime y todavía frustrado de la comunidad futbolera en Argentina.
-¿Cuando recordás aquel 5 de julio histórico qué es lo primero que te viene a la cabeza?
-Que fue un gol que me marcó el resto de mi vida. Me dejó una marca imborrable como la que le dejó a todos los hinchas de Talleres. Soy un eterno agradecido porque me haya tocado esa definición. Nunca pensé que me tocaría a mí definir el partido, pese a que “el Flaco” Gareca me había designado para patear el primer penal si terminábamos la primera serie empatada. O tener la suerte de que el penal anterior haya sido errado por Binetti y justo me tocara a mí. Me hace muy feliz haber dejado una marca en la historia de Talleres. Siempre seré un agradecido al hincha de Talleres por el cariño que me sigue dando en el día a día, pese a que ya han pasado 22 años. Todavía me llena el alma y el corazón.
-¿Cuál es la anécdota que más recordás de ese partido?
-Lo que siempre cuento: antes de patear el penal recuerdo haber estado abrazado a Javier Villarreal y, cuando ví que Binetti reventó el travesaño con su penal, me dije “esta vez no se nos escapa”. Fui caminando muy tranquilo con la pelota bajo el brazo y viendo donde iba a saltar, para ir a festejar con la hinchada.
-¿Y después que pasó?
-Estaba con mucha confianza y me dije: “bueno, voy a saltar por ahí y voy a ir a festejar con la gente. Si no hubiera estado el foso, me hubiera metido para abrazarme con todos. Llegué, tomé la pelota y cuando Horacio Elizondo iba a dar la orden, yo ya tenía decidido dónde patear. Cuando la pelota entró, salté al lugar de la tribuna donde quería y revoleé la camiseta. Si hubiese podido, me hubiera abrazado con toda la gente que se merecía ese momento. Abajo tenía una remera con la foto de mi hija bebé, que cumplía 5 meses ese día. Hoy tiene 22 años, parece mentira, pero yo siento tanta emoción todavía como si el tiempo no hubiera pasado. Me la había regalado mi señora y quedó en la historia.
-¿En Ecuador hay hinchas de Talleres con los que vas a patear el penal el domingo?
-Acá en Ecuador no me ha contactado nadie para patear el penal, pero sí varios grupos de hinchas desde Córdoba me invitaron para hacerlo por Zoom o redes sociales. Fue muy lindo hacer el chat que organizó Talleres. Hubo muchos hinchas mirándolo en vivo.
En Ecuador. Oste es ayudante de campo de Rubén Insúa en Liga de Portoviejo. (@ldupoficial)
-¿Cómo estás viviendo el regreso paulatino del fútbol en ese país?
-Los jugadores llegan en auto, no pueden ir más de dos por vehículo. Tienen que venir cambiados desde su casa, traer el agua o el líquido que van a tomar, pasan por un túnel sanitizante antes de entrar al predio y, luego, le toman la fiebre y el pulso. Cuando nosotros vinimos se podía entrenar en grupos de seis jugadores por cancha y había que hacer varios turnos; era la etapa de semaforización roja. Ahora estamos en una amarilla, que nos permite quince jugadores por cancha, siempre evitando el contacto, porque todavía está prohibido hacer reducido y fútbol. Los jugadores, una vez terminado el entrenamiento, no pueden bañarse en el club ni compartir vestuario. Tienen que hacerlo todo en sus domicilios. Si Dios quiere, volveríamos a jugar, sin público, el 24 o el 25 de julio, después de seis o siete semanas de entrenamiento.
-¿Qué tipo de club es Liga de Portoviejo?
-Es un club grande, con mucha hinchada, que estuvo diez años en la B y el año pasado pudimos ascenderlo junto a Rubén, que tomó ese gran compromiso. Está en Portoviejo, cerca de Manta. La idea ahora es mantener la categoría y, después, ver si podemos clasificar a una copa internacional.
-Vos que fuiste un gran goleador, ¿qué opinás de Nahuel Bustos?
-Nahuel es un gran delantero, muy completo, con características técnicas muy buenas. No sólo es goleador, sino un excelente asistidor. Y como es muy joven, tiene muchísimos para crecer y potencial para ser un jugador de selección.
El texto original de este artículo fue publicado el 5/07/2020 en nuestra edición impresa.
Publicidad