Cuando hace un par de  meses, el pasado agosto para ser más concretos, Atresmedia anunció una serie en torno a las anécdotas que Ana Milán (‘Camera Café‘, ‘Física o química‘) había estado compartiendo con mucho éxito en sus redes sociales, tenía alguna que otra duda. No tanto por el material de partida sino de ejecución, sobre todo cuando la serie, que ha estrenado este domingo Atresplayer, se ha producido de forma exprés.

Así ya tenemos a nuestra disposición el primer episodio de ‘By Ana Milán’ (antes promocionada ‘ByAnaMilán’, sin espacios), en el que Almudena Ocaña al guion y Rómulo Aguillaume en la dirección nos introducen en el ficticio mundo de esta salada intérprete, a la que vemos desaliñada, con vestido de novia y unos extravagantes guantes pidiendos ser Lady Gaga en su próxima vida.

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La comedia arranca con un momento dulce de Milán: está a punto de casarse y, como “regalo”, va a protagonizar la próxima película de su prometido Mario (Israel Elejalde). En un giro inesperado todo se torcerá de la noche a la mañana.

La falta de espontaneidad juega en contra

Más allá de meternos en faena de si el guion tal o cual o la dirección de esa manera, la primera gran lección que desprende la serie es que si no hay reflexión las cosas, simplemente, no tiran. Una reflexión a varios niveles que va de la razón de ser de la ficción en sí al por qué los espectadores vemos lo que vemos.

No es un asunto baladí a la hora de hablar de series de este corte semiautobiográfico o ficcionalización de la vida de un personaje/actor real. De hecho, puede llegar a marcar la diferencia entre lo mediocre y lo bueno. La obligada falta de espontaneidad a la hora de trasladar las anécdotas a una ficción debe ser suplida por mucho trabajo de guion, por mucha precisión para que el cóctel funcione.

Y, sintiéndolo mucho, ‘ByAnaMilán’ no funciona precisamente por esa falta de reflexión ante una prisa por trasladar un fenómeno de Internet a la televisión. De no haberse sentado a ver cual es la razón de ser de lanzar una serie que tiene muchísimas mejores intenciones de lo que son capaces de plasmar con éxito.

Que algo de pena me da porque a mí Ana Milán es una actriz que me cae muy bien. Estaría viéndola y escuchándola en miles de entrevistas y no defrauda. Si bien este episodio inaugural atisba buenos momentos y buenas réplicas, la serie es insustancial y peor aún, acusa una escasez de naturalidad que hace que nada de esto ni importe y que haga la gracia justa.

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