Finalmente,
Río
Negro
le
ganó
la
pulseada
a
la
provincia
de
Buenos
Aires
y
se
quedó
con
la
mega
inversión
de
YPF
y
Pretronas
para
desarrollar
en
el
país
Gas
Natural
Licuado
(GNL)
a
partir
del
combustible
de
Vaca
Muerta,
la
segunda
reserva
de
shale
gas
más
grande
del
mundo.
Un
punto
central
del
proyecto
es
el
Régimen
de
Incentivo
a
las
Grandes
Inversiones
(RIGI).
La
norma
incluida
en
la
Ley
Bases
fue
la
manera
que
encontró
el
gobierno
de
Javier
Milei
de
garantizar
que
no
habrá
expropiaciones
a
las
multinacionales
que
vengan
a
la
Argentina
a
explotar
la
energía
y
la
minería.
El
RIGI
es,
también,
la
llave
que
abrió
una
de
las
puertas
-no
la
única
ni
lo
“suficiente”-
hacia
“la
inversión
más
grande
de
la
historia“:
unos
30.000
a
50.000
millones
de
dólares
que
pondrían
YPF,
Petronas
y
otros
socios.
Para
el
gobernador
de
Río
Negro,
Alberto
Weretilneck,
que
fue
el
primer
mandatario
provincial
en
adherir
al
RIGI,
la
normativa
es
la
“respuesta
única
que
puede
dar
el
Estado
por
sus
antecedentes”
para
atraer
inversiones.
Así
le
ganó
a
Axel
Kicillof,
con
quien
se
disputaba
la
inversión,
aunque
el
bonaerense
no
quería
adherir
al
RIGI.
En
el
medio,
se
cruza
la
historia
de
la
Argentina,
el
juicio
por
US$
16.000
millones
que
Burford
pretende
cobrar
por
la
estatización
del
51%
de
las
acciones
de
YPF
que
estaban
en
manos
de
Repsol
y
Petersen
(familia
Eskenazi)
y
una
cláusula
contra
el
“expropiador
serial”
que
-según
Javier
Milei–
es
el
gobernador
de
Buenos
Aires,
Axel
Kicillof.
El
presidente
y
CEO
de
YPF,
Horacio
Marín,
fue
siempre
claro.
“Sin
RIGI,
no
hay
GNL“,
declaraba
cuando
se
discutía
ese
proyecto
en
el
Congreso,
que
tuvo
un
gran
rechazo
del
kirchnerismo
por
entender
que
es
“ruinoso”
y
que
no
va
a
dejar
nada
en
el
país,
ya
que
no
se
van
a
liquidar
los
dólares
en
el
Banco
Central
(BCRA)
tras
extraer
los
recursos.
En
contra
de
ese
argumento,
quienes
conocen
el
proyecto
suelen
decir:
“El
35%
de
0
es
0.
Conviene
tener
la
inversión,
aunque
se
cobren
pocos
impuestos
y
se
retengan
pocas
divisas”.
Inversiones,
plazos
y
términos
económicos
del
GNL
Estas
son
las
claves
y
términos
económicos
del
proyecto
Argentina
LNG,
que
está
pensado
para
asociar
a
YPF
y
Petronas
con
toda
la
industria
energética:
-
Las
inversiones
irían
de
unos
30.000
a
50.000
millones
de
dólares
en
los
próximos
7
años,
hasta
2031.
-
Las
cuentas
deben
cerrar
para
que
las
exportaciones
de
gas
licuado
salgan
del
puerto
en
la
Argentina
a
un
precio
de
US$
8
por
millón
de
BTU
o
menor.
El
costo
del
transporte
ronda
los
US$
2.
-
El
GNL
en
el
mundo
se
vende
a
entre
US$
10
y
US$
12
en
este
momento,
y
se
espera
que
su
precio
se
estabilice
en
ese
valor
durante
los
próximos
años.
-
Argentina
tendría
exportaciones
por
más
de
400
barcos
por
año,
con
un
valor
cercano
a
los
US$
15.000
millones.
-
Hoy,
el
país
tiene
importaciones
por
casi
30
barcos
anuales
y
unos
US$
600
millones,
que
no
se
detendrán
ni
siquiera
cuando
estén
en
marcha
las
exportaciones
al
mismo
tiempo,
ya
que
las
compras
van
a
realizarse
en
el
invierno
durante
los
picos
de
demanda.
-
El
gas
de
Vaca
Muerta
debe
ser
competitivo
con
el
de
Estados
Unidos
para
satisfacer
la
demanda
de
Europa
y
Asia.
-
Haciendo
las
cuentas
hacia
atrás
(netback),
el
gas
de
Vaca
Muerta
debe
ser
rentable
a
menos
de
US$
3.
-
En
medio
de
esa
cadena
está
la
construcción
de
dos
barcazas
que
operarán
como
plantas
flotantes
de
licuefacción
de
gas
(FLNG,
por
sus
siglas
en
inglés),
que
enfriarán
el
combustible
a
161
grados
bajo
cero
para
comprimir
su
volumen
y
facilitar
su
transporte
al
mundo.
-
También
se
deberá
desarrollar
una
planta
en
tierra
(onshore).
-
Se
tendrán
que
construir
tres
gasoductos
de
unos
600
kilómetros
“dedicados”
exclusivamente
a
ese
proyecto,
que
saldrán
desde
Neuquén;
y
otros
servicios
asociados.
El
“Argentina
LNG”
está
estructurado
como
un
“project
finance“:
requiere
de
un
gran
financiamiento
internacional.
Los
bancos
o
fondos
de
inversión
pedirán
para
eso
las
garantías
económicas
y
que
haya
un
comprador
(off-taker)
o
múltiples
con
contratos
de
largo
plazo.
La
decisión
final
para
la
inversión,
una
vez
asegurada
la
demanda
y
el
financiamiento,
sería
en
2025
para
las
barcazas
y
en
2026
para
la
planta
onshore.
Transición
energética
La
necesidad
de
valorizar
el
gas
de
Vaca
Muerta
está
guiada
por
la
ventana
de
oportunidad
que
tiene
la
Argentina
en
el
proceso
de
transición
energética
hacia
fuentes
de
energía
limpias,
sostenibles,
menos
contaminantes
y
baratas
para
reducir
la
emisión
a
la
atmósfera
de
gases
de
efecto
invernadero
y
contribuir
a
mitigar
el
cambio
climático.
Europa,
que
está
varios
escalones
arriba
en
ese
proceso,
tiene
una
demanda
incluso
de
sus
sociedades
y
los
consumidores
de
bienes
y
servicios
de
transicionar
hacia
las
energías
renovables.
Tras
la
invasión
de
Rusia
a
Ucrania
y
el
inicio
de
la
guerra,
Occidente
bloqueó
a
Vladimir
Putin
y
obligó
a
su
ecosistema
a
dejar
de
comprar
gas
natural
a
Rusia,
aunque
fuera
la
alternativa
más
económica
de
abastecimiento.
En
ese
sentido,
la
Unión
Europea
soportó
un
menor
crecimiento
económico
en
2022
y
empezó
a
planificar
su
seguridad
energética,
que
depende
de
múltiples
variables:
-
Las
energías
renovables
eólica
y
solar
son
muy
competitivas,
pero
intermitentes
(dependen
de
la
disponibilidad
de
viento
y
sol). -
El
desarrollo
del
almacenamiento
con
baterías
(de
litio,
por
ejemplo)
todavía
es
incipiente
y
caro. -
La
biomasa
y
el
biogás
siguen
siendo
tecnologías
caras.
-
La
energía
hidroeléctrica
también
depende
de
la
disponibilidad
de
agua. -
La
gran
alternativa,
que
es
la
energía
nuclear,
fue
despreciada
tras
el
accidente
de
Fukushima,
en
Japón,
durante
el
tsunami
de
marzo
2011.
Con
todo,
la
fuente
de
energía
que
cumple
con
las
condiciones
de
no
ser
intermitente,
ser
barata,
y
menos
contaminante
que
el
resto
es
el
gas
natural.
Ahí
aparece
la
oportunidad
de
la
Argentina.
Los
principales
exportadores
de
gas
licuado
en
el
mundo
son
Estados
Unidos,
Qatar,
Australia,
Malasia
y
Rusia,
y
la
Argentina
buscará
un
lugar
en
ese
club.
La
demanda
estará
en
Europa
y
China,
principalmente,
que
debe
reemplazar
su
consumo
de
carbón
-el
combustible
más
contaminante-.
Otro
tema
fundamental
es
que
los
buques
metaneros
tengan
prioridad
en
el
tráfico
marítimo.
Si
se
atrasa
la
salida
de
un
barco,
las
pérdidas
serían
millonarias
y
el
incumplimiento
de
un
contrato
puede
dañar
seriamente
la
credibilidad
de
la
Argentina
como
oferente
mundial
de
gas.
Las
claves
del
RIGI
y
la
“cláusula
anti
Kicillof”
El
RIGI
ofrece
a
las
empresas
una
serie
de
garantías
que
harán
competitivas
las
inversiones
en
Argentina,
sobre
todo
en
energía
y
minería,
que
son
muy
intensivas
en
capital.
A
saber:
-
Baja
del
35%
al
25%
del
Impuesto
a
las
Ganancias. -
Estabilidad
impositiva,
regulatoria
y
cambiaria
por
30
años. -
Exención
de
impuestos
a
las
importaciones
y
exportaciones
(retenciones). -
Amortización
acelerada.
Sin
embargo,
hay
dos
claves
centrales:
-
Obligaciones
decrecientes
de
liquidación
de
dólares
en
el
país,
hasta
llegar
al
100%
de
libre
disponibilidad
de
divisas
al
cuarto
año.
Una
salida
del
cepo
a
medida,
a
tono
con
lo
que
piden
multinacionales
que
tienen
que
repatriar
dividendos. -
Prórroga
de
jurisdicción
ante
diferendos
legales:
que
no
se
definan
en
Argentina
los
juicios.
Esa
última
es
la
“cláusula
anti
Kicillof“:
delegar
en
una
justicia
extranjera
la
resolución
de
casos,
posiblemente
en
el
Centro
Internacional
de
Arreglo
de
Diferencias
Relativas
a
Inversiones
(CIADI)
del
Banco
Mundial.
Por
otro
lado,
Marín
también
pidió
para
YPF
y
Petronas
exenciones
en
los
impuestos
de
Sellos,
Ingresos
Brutos
y
tasas
municipales,
así
como
establecer
mecanismos
ágiles
para
otorgar
permisos
y
habilitaciones
ambientales,
hídricos
(uso
del
agua)
y
territoriales
con
licencia
social
amplia.
La
Argentina
podrá
sumar
exportaciones
por
otros
US$
15.000
millones
anuales
solo
por
el
crudo,
entre
los
barcos
que
van
desde
Chubut
-petróleo
pesado,
que
sirve
para
gasoil-,
Bahía
Blanca
y
Chubut.
A
eso
se
le
agregará
el
gas
licuado,
por
el
mismo
monto,
hacia
2031,
con
ventas
por
120
millones
de
m3
diarios
(MMm3/d).