Puede
que
ahora
pensemos
que
el
movimiento
más
lógico
de
Marvel,
allá
por
2008,
era
explotar
a
Iron
Man.
Al
fin
y
al
cabo,
es
el
primer
héroe
en
el
que
pensamos
al
hablar
de
la
empresa,
¿no?
Bueno,
hace
16
años
no
era
tan
sencillo:
aunque
era
miembro
fundador
de
Los
Vengadores
y
había
protagonizado
sagas
míticas
como
El
demonio
en
la
botella,
Tony
Stark
era
un
desconocido
para
cualquier
lector
casual.
Sin
embargo,
y
dado
que
los
derechos
de
sus
personajes
más
potentes
-como
Spider-man
o
Los
cuatro
fantásticos-
estaban
en
otros
estudios,
no
les
quedó
otra
que
jugársela.
Y
vaya
que
si
acertaron.
Hey
now,
you’re
an
All-Stark
Hoy
por
hoy,
si
por
algo
es
recordada
Iron
Man,
es
por
esa
escena
postcréditos
que
por
aquel
entonces
modeló
todo
un
universo
que
ni
siquiera
sabíamos
que
existía.
Solo
hacía
falta
Samuel
L.
Jackson
como
Nick
Furia
(el
de
los
cómics
Ultimate
en
aquel
momento,
aunque
daría
el
salto
al
universo
616
como
el
hijo
del
Furia
original)
hablando
de
la
Iniciativa
Vengadores.
El
resto
creo
que
ya
lo
conocéis
de
sobra.
Sin
embargo,
no
fue
la
única
unión
de
esta
película
con
otras,
porque
su
director,
Jon
Favreau,
quiso
hacer
un
guiño
a
una
de
las
mejores
comedias
de
todos
los
tiempos.
Si
pausas
en
el
minuto
91:17,
podrás
comprobar
que
en
el
disco
duro
que
encuentra
Pepper
Potts
dentro
de
la
oficina
del
villano,
Obadiah
Shane,
se
encuentra
información
sobre
un
barco
misterioso,
un
tal…
MSC
Lebowski.
Y
sí,
no
es
un
nombre
puesto
por
casualidad.

Marvel
De
hecho,
el
documento
tiene
más
referencias
a
El
Gran
Lebowski,
pero
para
ello
necesitarás
utilizar
la
lupa.
Al
final,
Iron
Man
se
convirtió
en
la
octava
película
más
taquillera
de
2008
y
vio
nacer
lo
que
ahora
conocemos
como
la
franquicia
más
exitosa
de
la
historia
del
cine.
Nada
mal
para
un
personaje
que,
en
2007,
la
mayoría
del
mundo
no
reconocería
en
absoluto.